miércoles, 1 de enero de 2020

Alegría en Las Tunas


La alegría se adueñó de las familias tuneras en este fin y principio de años. Parecía que las limitaciones económicas del país quedaban en el recuerdo y se lanzaba al vuelo el deseo de disfrutar para estar en buenas condiciones anímicas para enfrentar los retos del 2020.

Con mucha comida criolla, variedad de bebidas y música grabada amenizaron la larga jornada del martes, que inició temprano en la mañana y se extendió hasta la madrugada del miércoles en un ambiente familiar.
Una verdadera fiesta de pueblo, enfocada desde las tradiciones familiares, aglutinó a miembros de cada núcleo hogareño, amigos, vecinos y visitantes. En las algarabías solo medió el acopio de recursos de cada lugar, pues desde días anteriores ofrecieron diversas maneras para la preparación.
Otros acudieron a restaurantes y centros nocturnos o se acogieron a la búsqueda de cenas para llevar a casa y formar el acostumbrado fetecún.
Cuando tocaron las 12 de la noche, aparecieron abrazos, besos y felicitaciones por el nuevo año. Muchos lo transmitieron por teléfono. Otros acudieron a recorrer cuadras con maletas vacías como deseo de lograr esperadas salidas al exterior; otros tiraron agua a la calle para desear que se fuera lo malo o quemaron muñecones de trapo en patriótica señal de seguir destruyendo las malignas pretensiones imperiales de destruirnos.
A partir de la mañana de miércoles se fueron reponiendo los ánimos y en muchos hogares reapareció el consumo de lo que había quedado. En otros escenarios reactivaron la búsqueda de recursos para continuar; no faltaron los que emprendieron viajes de regreso a casa o a visitar familiares y amigos.
Junto a eso, cambiaron de rumbo los que les correspondía organizar actividades para niños, los bailes de casino en plazas y garantizar o prestaciones de servicios para los fiesteros.
Al margen del jolgorio estuvieron los que tuvieron que trabajar, enfermos o complicados con otras situaciones familiares.

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