domingo, 27 de mayo de 2012

El pregón vuelve a la calle


Quizás los pregones sobre el maní, las frutas del Caney, los tamalitos de Olga y el yerbero, sean los más famosos de Cuba con proyección hacia el mundo a través del pentagrama musical, primero, y después en zarzuelas, danzas, bailes y otras manifestaciones artísticas.
El etnólogo y presidente de la UNEAC, Miguel Barnet, los ha definido como innovaciones métricas y combinaciones poco frecuentes. Muchas veces los pregoneros utilizan música campesina o géneros populares  como el son y la guaracha, adaptándoles las letras, de manera especial y cantándolas a estilo de pregón.
El literato considera que son gritos o voces características de vendedores o artesanos para anunciar sus mercancías o habilidad manual, y constituyen un capítulo importante del forclor cubano, expresión de la riqueza poética y musical.

Los orígenes se remontan a la época colonial, en los alrededores de las plazas de los pueblos, y mantienen vitalidad hasta principios de la Revolución. En lo adelante casi se extinguieron.
Con la entrada a escena de los cuentapropistas, se vigoriza la promoción de ventas, lo cual revive una tradición que con fuerza se reincorpora al ambiente pueblerino con la gracia y el ingenio de cada anunciador.
El movimiento reaparece en Las Tunas con naturalidad. Retoma esplendor entre vendedores ambulantes y en puestos fijos, que alborotan en las calles con los más variados anuncios  para atraer a la clientela.



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