sábado, 4 de abril de 2020

"La primera gran misión"


De momento quedan truncas varias de las tareas habituales del  hogar. No hay que levantarse tan temprano a preparar el desayuno para las salidas mañaneras de mi hijo Reynier Segura Peña hacia el consultorio médico en Barranca, comunidad rural a unos cinco kilómetros al sur de la ciudad de Las Tunas. 

Ha cambiado la preocupación cotidiana por la ida y el regreso del galeno. Al igual que el gardeo diariamente para garantizar meriendas, comidas, alistamientos de las batas blancas y demás cuestiones cotidianas de la familia, residente en la Calle 70 del reparto Aurora.
Ahora las atenciones se concentran en llamadas telefónicas al centro de aislamiento Los Caciques, después del traslado del ubicado en Los Cocos, para estar al tanto de su estado de salud, atención a los pacientes, alimentación, guardias, descansos y otros detalles habituales. El final de cada conversación redunda en la expresión: “¡Cuídate mucho!”
Sus preocupaciones reiteran los extremos cuidados que deben mantener su mamá de reposo por una fractura en la primera vértebra lumbar, la esposa con pronóstico de parirle el primer hijo, en mayo, y el papá con achaques de enfermedades crónicas y riegos de la tercera edad, que lo han llevado al trabajo a distancia y a limitadas salidas para gestiones impostergables.
En medio de las tensiones hogareñas, complace el buen estado anímico del muchacho, que ha agigantado su responsabilidad. Agrada la reiterada afirmación de que está a gusto “en el cumplimiento de la primera gran misión como especialista en Medicina General Integral”.
Nunca deja de repetir: “Yo me cuido mucho para evitar enfermarme. Pongo todo mi empeño en salvar vidas como parte del ejército de batas blancas que enfrenta a la Covid-19 dentro y fuera de Cuba.
“He conocido a varios compañeros valiosos con los cuales integramos un bonito y preocupado colectivo de compañeros. Aquí todos agradecemos el reconocimiento de nuestro pueblo”.
Manifiesta, que a pesar de las dificultades familiares, tiene garantizada la retaguardia en el hogar, y por eso no le molesta cumplir el protocolo de salud de permanecer 14 días trabajando en el centro de aislamiento e igual cantidad en el lugar que deba estar atendiéndose para luego regresar a casa sin complicaciones por la epidemia.





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