De momento
quedan truncas varias de las tareas habituales del hogar. No hay que levantarse tan temprano a
preparar el desayuno para las salidas mañaneras de mi hijo Reynier Segura Peña
hacia el consultorio médico en Barranca, comunidad rural a unos cinco
kilómetros al sur de la ciudad de Las Tunas.
Ha cambiado
la preocupación cotidiana por la ida y el regreso del galeno. Al igual que el
gardeo diariamente para garantizar meriendas, comidas, alistamientos de las
batas blancas y demás cuestiones cotidianas de la familia, residente en la
Calle 70 del reparto Aurora.
Ahora las
atenciones se concentran en llamadas telefónicas al centro de aislamiento Los
Caciques, después del traslado del ubicado en Los Cocos, para estar al tanto de
su estado de salud, atención a los pacientes, alimentación, guardias, descansos
y otros detalles habituales. El final de cada conversación redunda en la
expresión: “¡Cuídate mucho!”
Sus
preocupaciones reiteran los extremos cuidados que deben mantener su mamá de
reposo por una fractura en la primera vértebra lumbar, la esposa con pronóstico
de parirle el primer hijo, en mayo, y el papá con achaques de enfermedades
crónicas y riegos de la tercera edad, que lo han llevado al trabajo a distancia y a limitadas
salidas para gestiones impostergables.
En medio de
las tensiones hogareñas, complace el buen estado anímico del muchacho, que ha
agigantado su responsabilidad. Agrada la reiterada afirmación de que está a
gusto “en el cumplimiento de la primera gran misión como especialista en Medicina
General Integral”.
Nunca deja
de repetir: “Yo me cuido mucho para evitar enfermarme. Pongo todo mi empeño en
salvar vidas como parte del ejército de batas blancas que enfrenta a la Covid-19
dentro y fuera de Cuba.
“He conocido
a varios compañeros valiosos con los cuales integramos un bonito y preocupado
colectivo de compañeros. Aquí todos agradecemos el reconocimiento de nuestro
pueblo”.
Manifiesta,
que a pesar de las dificultades familiares, tiene garantizada la retaguardia en
el hogar, y por eso no le molesta cumplir el protocolo de salud de permanecer 14
días trabajando en el centro de aislamiento e igual cantidad en el lugar que
deba estar atendiéndose para luego regresar a casa sin complicaciones por la
epidemia.
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