domingo, 22 de julio de 2012

Los encantos de La Boca


La Boca despierta sus enigmas y los pone a disposición de los miles de bañistas, que diariamente concurren a ella en busca de placer entre olas,  arena y Sol en este verano.
Los deseos personales desbridan las ansias, que se desbordan al compás del andar presuroso o despacio.
Nadie depara en el reposo del tiempo para sumergirse a sus anchas en el área escogida para disfrutar a plenitud de las bondades del pedazo de mar abierto del puerto Padre, en la provincia de Las Tunas.

Las personas no se detienen a observar cómo se divierten los demás, pues cada cual se deja arrastrar por su manera de pasarla bien junto al grupo escogido o en solitario.
En los alrededores la limpieza despierta comentarios a favor, aunque a veces aparecen muestras del descuido de personas que lanzan desperdicios fuera o dentro del agua.
 Algunas áreas habilitadas favorecen la práctica de deportes; mientras, el ambiente se anima con la mezcla de trabajadores estatales y cuentraporpistas, que atraen la clientela a fuerza de pregón.
La tranquilidad ciudadana facilita el goce de las personas, que vienen a distraerse con los embrujos de la mar, el encuentro de alimentos ligeros, determinadas bebidas y otros atractivos de la playa.
Por momentos parece que el espacio resulta pequeño para tanta gente, que se divierte a sus anchas.
 A cierta distancia se observa el despliegue de quienes se trasladan hasta La Llanita, que sin proponérselo funge como una hermana gemela para distribuirse los encantos de los tuneros, que prefieren venir a estos lares para distraerse en contacto directo con las aguas del Atlántico.
Ya sobre el litoral empieza a notarse el ordenamiento habitacional e institucional para conservar el espacio más libres y protectores para cuidar estos gustados sitios a los  cuales se llega en lancha desde El Socucho o en equipos automotores a través de la carretera.
Con un manto de pasiones, La Boca y La Llanita siguen con los brazos abiertos exhibiendo sus mejores galas para acoger a los que prefieren sus bondades.


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