Como te lo cuento, con carga de normalidad y sencillez, desde las entrañas de agosto se apresura la despedida de la etapa de verano y se preparan las condiciones para abrirles las puertas al intrépido septiembre.
Te digo más, en medio del masivo descanso de trabajadores y estudiantes, el ambiente de estos días asemeja a un pase mágico en la entrega del mando entre los dos meses, como dirían artistas conocedores de la disciplina.
Bueno, mientras el octavo mes fenece, el noveno echa garras a sus costumbres y mañas para imperar con motivaciones renovadas, que inyectarán savias a las metas en los diferentes sectores.
Cuando faltan pocos días para que cierren las cortinas agosteñas, muchos
se regodean en las oportunidades que restan de la época con la finalidad de aprovecharlas para despedir al período vacacional por todo lo alto.
Desde otro ángulo, se observa con agrado la dedicación de incontables familias, que se sumergen en los menesteres de los uniformes escolares o en la preparación psicológica de los niños, que irán por primera vez a la escuela.
Bueno, a tal compostura se emparentan la incorporación paulatina de educadores y el resto del personal del sistema para alistar los planteles, en los cuales queda atrás la tranquilidad y se va imponiendo la alegría y el colorido como paso inicial del curso 2011-2012, que seguirá las sendas de las transformaciones desde la arrancada en septiembre.
Al compás del andamiaje circunstancial, se desliza el mestizaje del calor atmosférico y poblacional, que los tuneros utilizan en la recreación o en los trazos para empinarse sobre los retos del período decisivo del año para cerrar los planes con broches de oro.
Así, también puede asomarse el pase mágico del descanso a la normalidad laboral o estudiantil.
¡Ahí, vamos todos en fila!
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