Quizás los
pregones sobre el maní, las frutas del Caney, los tamalitos de Olga y el yerbero,
sean los más famosos de Cuba con proyección hacia el mundo a través del
pentagrama musical, primero, y después en zarzuelas, danzas, bailes y otras
manifestaciones artísticas.
El etnólogo
y presidente de la UNEAC, Miguel Barnet, los ha definido como innovaciones
métricas y combinaciones poco frecuentes. Muchas veces los pregoneros utilizan
música campesina o géneros populares
como el son y la guaracha, adaptándoles las letras, de manera especial y
cantándolas a estilo de pregón.
El literato
considera que son gritos o voces características de vendedores o artesanos para
anunciar sus mercancías o habilidad manual, y constituyen un capítulo
importante del forclor cubano, expresión de la riqueza poética y musical.