Los desagradables
recuerdos por los desastres naturales sufridos en Cuba a través del tiempo, me
permite fijar el deseo de que sea tranquila como al inicio la actual temporada
ciclónica, establecida del primero de junio al 30 de noviembre.
Regularmente
junio se comporta como el mes más lluvioso en Las Tunas, pero todavía no ha
presentado cartas credenciales, pese a que por las tardes se nubla. Hay humedad
ambiental porque abril y mayo dieron buenos aportes en lluvia, especialmente
para el sureño municipio de Jobabo, que calmó la sed por la intensa sequía.
Por
lo general, los ciclones o huracanes cruzan por este territorio en septiembre y
octubre, aunque siempre hay que estar alertas como orienta la Defensa Civil para
evitar sorpresas. Así lo confirmaron Ike y Paloma, que nos afectaron
respectivamente en los mencionados meses del año 2008, y todavía existen
enormes secuelas como la destrucción de más de 80 mil viviendas, de las cuales miles
no se han restablecido.
Las
estructuras de la Defensa Territorial y la población en sentido general han
entrenado para estar en mejores condiciones de enfrentar cualquier evento
climatológico de grandes magnitudes.
Las
presas, que están por debajo del 40 por ciento de llenado, poseen condiciones
para embalsar altos volúmenes de agua, si se presentará una época lluviosa.
Técnicamente resisten determinado período húmedo, salvo excepciones de algunas
de la Agricultura
Independientemente
de la preparación teórica y práctica, me incluyo entre los miles de tuneros que
deseamos no tener que enfrentarnos a ninguna situación climatológica de gran
intensidad.
Rogamos
que se cumplan los pronósticos que auguran una temporada normal o poca activa para
nuestra región geográfica.
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