Tremendo
alegrón tengo por estos días, pues con el triunfo electoral del Chavismo en
Venezuela sigue adelante la unidad latinoamericana emprendida por Fidel y
Chávez, y que repercute de manera ascendente en los pueblos latinoamericanos y
caribeños.
Bueno,
al propio tiempo disfruto del fracaso de quienes dentro y fuera de la nación
andina apostaron o colaboraron para derrotar a la Revolución bolivariana, que
marca un paso progresista en el bienestar de los humildes de cualquier parte
del mundo.
Quienes
compartan mis criterios reconocerán que la victoria de Nicolás Maduro Moros en
las urnas y la posterior toma de posesión como presidente de Venezuela con la
presencia de mandatarios o representantes de múltiples países del orbe amantes de la paz, subraya la decisión
de los pueblos a vivir con soberanía e independencia.
En
Cuba y especialmente en Las Tunas se festejó el éxito continental y se ratificó
el deseo de contribuir a la consolidación del proceso tanto directamente como
con el apoyo moral a quienes tienen el honor de cumplir misiones
internacionalistas en dicha nación.
Así,
la hermandad y la solidaridad reverdecen y apuntan hacia estadios superiores en
beneficio de los pueblos hermanos.
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