Desearía
mucho que se entendiera con exactitud que en Cuba se cumplen los sueños del
Héroe Nacional de la Isla, José Martí Pérez. En ese sentido se cumple su
pensamiento: “Los niños ríen y se abren los cielos o El niño ha de trabajar, de
andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso…”
Bueno,
el triunfo de la Revolución, el primero de enero de 1959, encabezada por Fidel
Castro Ruz, rápidamente en sus acciones tuvo en cuenta esto que estaba entre
sus principios desde los tiempos de lucha contra el tirano Fulgencio Batista a
quien algunos enemigos del proceso cubano quieren presentar como un hombre
ilustre que quería beneficios para el pueblo.
Ante
el panorama de humanismo real en la Isla, uno se pregunta, ¿cómo es posible que
se tergiverse una cuestión que puede palparse por cualquiera que viva o visite
este encantador país?
Si
la educación es gratuita y para todos desde los primeros años de vida, cómo es
posible que no se entienda.
Además
no hay trabajo forzoso, aunque sí se enseñan habilidades y concepciones sobre
el valor formador del trabajo para moldear la personalidad.
El
sistema educacional va desde los círculos infantiles hasta la Universidad,
incluyendo posibilidades para posteriores maestrías, doctorados, diplomados y
otras maneras de superarse profesionalmente, sin costo alguno. Solo hace falta
la consagración del individuo.
Los
inventos están a la caza de quienes pretender ocultar la realidad cubana, que
se desarrolla sin distingo de raza, credo, posibilidades sociales o regionales.
Las
personas de buena fe lo saben y lo aplauden. Los que estamos decididos a que
prospere la Revolución para seguir mejorando en todos los planos de la vida,
ayudamos a que se avance integralmente, y con el desarrollo pleno de la niñez
como uno de los símbolos de la Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario