Como
te lo cuento, ningún cubano niega los retos de la economía para mejorar las
condiciones de vida, en el sentido más amplio de la palabra, y que se proyecta
en el deseo de agilizar las transformaciones del país.
Bastante
se ha hablado de la actualización del modelo, el cual radica básicamente en la
capacidad de trabajar con mayor eficiencia en todos los sentidos, frente al
recrudecido bloqueo de la administración de Estados Unidos contra Cuba para
entorpecer en cada estructura de la sociedad, empezando por económica.
Quienes
estamos decididos a esforzarnos cada vez más en los respectivos frentes, lo
hacemos con la convicción de que debemos incrementar los aportes con la mayor
eficiencia.
Las
modificaciones para hacer más eficientes a las empresas estatales, el
fortalecimiento del trabajo por cuenta propia y el auge de la entrega de tierra
estatal en usufructo, constituyen pasos innegables en las decisiones
emprendidas por el Estado para consolidar la sostenibilidad del socialismo.
Diré
que todas las aristas constructivas son valederas, pero decide la lucha por
elevar la competitividad de la empresa estatal, pues sobre sus hombros recaen
los mayores aportes al desarrollo multilateral que se busca.
Trabajar
frente al acecho permanente de la nación más poderosa del mundo y con la
influencia negativa de la crisis económica mundial, no constituye una cuestión
fácil, sin desconocer determinadas negligencias existentes en organismos,
empresas y cooperativas, que necesitan desaparecer con urgencia.
A lo
anterior se suma lo imprescindible de mayores inversiones y renovaciones
empresariales para elevar el aporte en los frentes decisivos para ascender a
planos superiores.
En
resumen, nos enfrentamos al acoso yanqui y a los problemas internos para
consolidar nuestro modelo y continuar avanzando en la construcción del
socialismo.
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