sábado, 4 de mayo de 2013

Con objetividad de cubano


Como te lo cuento, ningún cubano niega los retos de la economía para mejorar las condiciones de vida, en el sentido más amplio de la palabra, y que se proyecta en el deseo de agilizar las transformaciones del país.
Bastante se ha hablado de la actualización del modelo, el cual radica básicamente en la capacidad de trabajar con mayor eficiencia en todos los sentidos, frente al recrudecido bloqueo de la administración de Estados Unidos contra Cuba para entorpecer en cada estructura de la sociedad, empezando por económica.

Quienes estamos decididos a esforzarnos cada vez más en los respectivos frentes, lo hacemos con la convicción de que debemos incrementar los aportes con la mayor eficiencia.
Las modificaciones para hacer más eficientes a las empresas estatales, el fortalecimiento del trabajo por cuenta propia y el auge de la entrega de tierra estatal en usufructo, constituyen pasos innegables en las decisiones emprendidas por el Estado para consolidar la sostenibilidad del socialismo.
Diré que todas las aristas constructivas son valederas, pero decide la lucha por elevar la competitividad de la empresa estatal, pues sobre sus hombros recaen los mayores aportes al desarrollo multilateral que se busca.
Trabajar frente al acecho permanente de la nación más poderosa del mundo y con la influencia negativa de la crisis económica mundial, no constituye una cuestión fácil, sin desconocer determinadas negligencias existentes en organismos, empresas y cooperativas, que necesitan desaparecer con urgencia.
A lo anterior se suma lo imprescindible de mayores inversiones y renovaciones empresariales para elevar el aporte en los frentes decisivos para ascender a planos superiores.
En resumen, nos enfrentamos al acoso yanqui y a los problemas internos para consolidar nuestro modelo y continuar avanzando en la construcción del socialismo.

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