sábado, 25 de enero de 2014

Sobre el muro de lo imposible


 Al igual que tantas veces, este 24 de enero me sentí orgulloso de mi colectivo laboral, porque en la asamblea de balance del trabajo realizado en el 2013, se centró el debate en los retos para realizar un periodismo más audaz, en correspondencia con el palpitar de los tuneros, en medio del proceso de actualización del modelo económico y social, emprendido en Cuba.

Las adversidades cotidianas se guardaron en las mochilas de viajes y se sacaron los trajes con las mejores pasiones para encontrar las vías pertinentes para los mensajes más acordes con el movimiento de los tuneros en su accionar diario, entre dificultades y metas para avanzar con mayor rapidez.
Me encantó el pronunciamiento por la apropiación de métodos más investigativos para encontrar los datos necesarios para cada trabajo con las opiniones de autoridades y de la población para difundir los mensajes más esperados por los lectores del semanario o los internautas de la página web institucional,  las redes sociales y los blogs personales.
Es comprensible, que el perfeccionamiento de la obra no es cuestión de una carrera contra el tiempo, sino de algo que debe avanzar constantemente hacia etapas superiores para que perdure y se aloje en las mentes como práctica cotidiana.
Sin desconocer las individualidades que encabezan el trabajo posible y necesario, el pronunciamiento general estuvo hacia la conquista de tal aspiración con mayor superación profesional y el destierro de la autocensura y el facilismo.
No se habló de nada imposible, sino de la concentración de mayores esfuerzos individuales y colectivos para elevar la calidad del periodismo.

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