sábado, 12 de abril de 2014

Polos opuestos


El ZunZuneo sigue la misma política de Estados Unidos contra Cuba con la pretensión de subvertir el autóctono y legítimo proceso transformador en la Mayor de las Antillas, iniciado el primero de enero de 1959 con la guía de Fidel Castro..

Este último ataque a través de la telefonía celular de la ciudadanía, aprovechando las nuevas tecnologías, no ha sido algo ocasional, ni al a zar, sino que figura dentro del amplio diseño estratégico para influir en el cambio que desean en Cuba. 
Hasta este reciente mecanismo, se pueden contar por miles las fórmulas de búsquedas para introducirse en la nación antillana para ponerle zancadillas a la obra revolucionaria a fin derrocarla.
Más o menos encubiertas las maneras de proceder, siempre apuestan a derribar el Gobierno que no aceptan porque es contrario a su política para gobernar al mundo.
En estos días se recuerdan los hechos del ataque mercenario por Playa Girón, Matanzas, que terminó el 19 de abril de 1961, en la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América, podemos decir que el objetivo del ZunZuneo se concatena con aquellas acciones.
De allá a acá, han transcurrido 43 años, pero la política norteamericana es la misma, aunque se disfrace con diferentes ropajes o acuda a enemigos internos o externos en diferentes países o continentes.
Siempre habrá organizaciones, grupos o personas que le hagan el juego a las administraciones estadounidenses a costa de un poco de dinero.
Mientras transcurren las innumerables forma de atacar a Cuba para intentar cambiar el régimen y ponerlo en sintonía con sus intereses, la mayoría de los cubanos combatimos dichos procederes y nos aferramos a consolidar la obra que estamos construimos con tantos esfuerzos para mejoría de todos.
Por eso, cada intento norteamericano nos sirve para desenmascararlo y denunciar sus nocivos mecanismos, al tiempo que endurecemos nuestra fuerza y resistencia para seguir adelante, a pesar de la imposición de obstáculos para el desarrollo integral de la nación.
Cada derrota que le propinamos a sus pretensiones se incorpora a los granitos de arenas que le ponemos al socialismo con la firme decisión de mantenerlo próspero y sostenible, aunque nos cueste muchos sacrificios.



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