Aunque
julio y agosto se destacan por las temperaturas más altas del año, los cubanos
hemos acotejado en ellos nuestros mayores descansos laborales y
estudiantiles
Por
eso, cuando decimos adiós a la temporada alta del verano, también concluimos el
descanso vacacional.
La
diversa programación estival nos permite mayor selección de lo que queremos
disfrutar o buscar para aumentar los abastecimientos hogareños a fin de pasarla
mejor entre familias o amistades.
Como
algo natural, con la nostalgia por la fuga de la caliente temporada, comienzan
a tejerse planes para el 2015, entre ellos el ahorro monetario, la selección de
lugares preferidos o actividades de mayores atracciones.
Los
dos meses se fueron como agua entre los dedos, decimos muchos de los que encontramos
modos para divertirnos y espantar el estrés.
El
cubano tiene sus limitaciones económicas, pero la Revolución le ha
proporcionado ajustarse durante el año para ir acumulando algunas cantidades,
que posibiliten cierta holgura en ambos meses.
Y en
los últimos años ha comenzado a reforzarse el plan de actividades con numerosas
asignaciones de recursos, especialmente en los lugares predilectos para el
esparcimiento. Digamos, playas, unidades de Campismo Popular, piscinas, centros
gastronómicos, culturales, deportivos y de otras formas de recreación.
Nada
de lo anterior es ajeno a mi persona ni a la familia más allegada, que como
todos andamos con nostalgia por la partida de la etapa estival, que además del
descanso proporciona andar con vestimentas más ligeras, encontrar mayores
variedades de frutas, algunas hortalizas y mejores abastecimientos en los
mercados agropecuarios.
Sobre
las huellas del verano, comenzamos a prepararnos para el 2015 con ekl interés
de volver a pasarla bien.
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