Les
diré que aunque mayo terminó con buenos aguaceros, le dejó a junio una carencia
en los niveles de embalses de las presas de Las Tunas que conspira contra los
niveles de entrega a la población.
Podrán
entender que ante tal realidad, los tuneros desean que el sexto mes del año se
comporte más favorable que los cinco primeros del 2013, pues el 27 de mayo
sobre la provincia solamente había precipitado el 54 por ciento de la media
histórica.
Bueno,
nuestra esperanza está basada en que los finales de mayo y la primera quincena
de junio se reporta como la etapa más lluviosa del año en este territorio.
Pese
a que en la segunda quincena del quinto mes se registraron mejorías, miles de
personas siguen recibiendo el agua potable con el trasiego de pipas. Entre esos
casos, los sureños municipios de Jobabo y Amancio son los más necesitados de la
mencionada alternativa.
Preciso
que Las Tunas es la provincia cubana más afectada por las intensas sequías, pues
registra el menor índice de lluvia con una media histórica de mil 38 milímetros
al año.
Argumento
que en tal causa radica la enorme afectación medioambiental con impacto elocuente
en la salud de las personas, la flora y la fauna.
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