Como
se sabe, cada pueblo o nación posee
hermosas tradiciones, que forman parte de la identidad o el distingo.
En
el caso de los cubanos existen diversas, que responden a innumerables cuestiones,
entre ellas se distingue la que cada 28 de octubre vamos a ríos, mares, presas
y otros espacios acuíferos a depositar flores al querido comandante Camilo
Cienfuegos Gorriaran por la desaparición física, en trágico accidente aéreo, en
la tarde nubosa de 1959, luego de cumplir una misión patriótica de la
Revolución triunfante.
Estudiantes,
trabajadores y el pueblo en general, de
manera voluntaria vamos a espacios con agua a tirar flores, porque se dice que
el avión en que viajaba el destacado guerrillero cayó en el mar con la escasa
tripulación a bordo.
Cada
año nos encontramos en dichos lares para materializar tan hermoso gesto patriótico, en honor a uno
de los líderes de la Revolución, guiada por Fidel.
Con la
tradición se recuerda al hombre de la sonrisa amplia, el sombrero alón, al
hombre de pueblo y al combatiente distinguido en diversas batallas y en la
dirección de una columna del Ejército Rebelde de Oriente a Las Villas, en la
etapa decisiva de la guerra para multiplicar los frentes de combate contra la
dictadura de Fulgencio Batista, que finalmente fue derrocada el primero de enero
de 1959.
Solo
pudo ver la obra de la Revolución en los primeros 10 meses, por lo que imaginamos
que sería un hombre feliz si viviera en Cuba a 55 años de transformaciones
patrióticas en beneficio de todos.
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