Bueno,
como no soy la excepción de la mayoría
de las familias cubanas, he emprendido los preparativos para los festejos por
el fin y el principio de años.
Voy
hacia allá con la intención de pasarle bien y con el peso sobre los hombres del
duro bregar por los 11 meses transcurridos del 2014.
La
esquina de los ahorros no está flamante, pero la redondear con el salario que
cobre en la primera semana de diciembre. Una bonita experiencia en Las Tunas y en
toda Cuba.
Durante
el tiempo transcurrido del año he transitado con austeridad y limitaciones
económicas, pero no me han faltado los fundamentales elementos para mantener
una vida estable y sin miserias.
La
alimentación sigue complicada, pero el Estado ofrece probabilidades para evitar
desamparos. No se puede negar que los altos precios complican la situación,
pues con la aparición de figuras no estatales de gestión se han disparado y no acaban de aparecer las
esperadas rebajas de los productos de primera necesidad.
En
los mercados y puntos de venta se ofertan los más disímiles productos, lo cual
complica la dieta de cada día, dentro de
las complejidades económicas del país. Y los precios limitan bastante eso para
la mayoría de las familiares, fundamentalmente las de menores ingresos.
Contra
eso lucha el Estado, pero todavía no se ha resuelto. Comparativamente, en cada
año se van flexibilizando las cosas con la puesta en práctica de distintas
medidas en la actualización del modelo económico y social.
En
medio de las dificultades, seguimos con los servicios de educación y salud de
forma gratuita para todos. Algo importante para todos, sin importar raza, sexo,
posición social, ni región.
No
puedo decir que lo transcurrido del 2014 ha sido bastante fácil para la gente,
pero con sabiduría y esfuerzo, vamos asimilando los cambios y cada vez
descubrimos mejores procederes para avanzar en las condiciones de vida.
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