El
Cerro de Caisimú, apacible colina en medio de un atractivo valle, siguió siendo
para mí, uno de los lugares más llamativos del norteño municipio tunero de
Manatí, nombre que hace honor a un mamífero en fase de extinción.
En
este sábado volví a la mencionada villa, en la cual hice contacto con
integrantes de la sencilla y entusiasta población, que municipalmente está conformada
por 31 mil 231 habitantes, de ellos 15
mil 871 residentes en las zonas rurales y 15 mil 360 en las urbanas.
Entre
sus moradores 16 mil 304 corresponden al género masculino y 14 mil 927 al
femenino. Se concentran en nueve Consejos Populares y 60 circunscripciones
electorales.
En cada
diálogo se reflejo la intensidad laboral en la comarca para hacer más
placentera la vida en la tierra del destacado danzonero cubano Barbarito Diez y
el consagrado futbolista Ramón Núñez, ambos fallecidos y que permanecen como
hijos ilustres del terruño.
En
los diálogos se resaltó que las labores agropecuarias y cañeras marcan la
vanguardia entre los sectores que despegan hacia la conquista del desarrollo
económico.
Conocí
sobre el reforzamiento de acciones en sectores claves como Educación, Salud, Cultura,
Deporte, Seguridad Social.
Las
conversaciones movieron a las nostalgias por la desaparición del central
azucarero Argelia Libre y el puerto, como resultados de los reajustes
económicos del país por el reforzamiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba
y determinadas ineficiencias internas en los terrenos de la economía.
En los
efusivos intercambios afloraron reclamos a la necesaria elevación de la eficiencia
en actividades claves como comercio, gastronomía, transportación de pasajeros,
reparaciones de viales, recogidas de desechos sólidos, construcción de viviendas,
pagos a productores y calidad del pan, entre otros servicios vitales.
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