Cuando le di
un efusivo saludo madrugador a mi esposa Sonia Peña Valdés comenzaba para mí el
8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, con ribetes especiales por el gran
significado mundial de la fecha.
Inmediatamente
le envíe un saludo imaginario a mi madre Luisa García, quien el 21 de junio
cumplirá 88 años, pues hoy no podré verla en persona por hallarse en un alejado
paraje de la geografía tunera, aunque sé que se encuentra bien.
Durante la
mañana intercambié saludos con cada una de mis compañeras de trabajo, que al
parecer escogieron sus respectivas vestimentas para lucir más bonitas que en
los restantes días de la semana y el mes.
El mediodía
llegó como tiempo especial para departir amistosamente y obsequiar estímulos a
las compañeras.
Se
apreciaban rostros pletóricos de felicidad cuando recibían de sus compañeros hermosas
postales, flores y tiernos besos. Todo eso sucedería después de la lectura de
un hermoso poema alegórico a la fecha.
A lo cubano,
la bella actividad concluyó con una suculenta merienda, acompañada con vino.
Aunque por
cuestiones de trabajo, no estuvieron presentes todas las féminas del colectivo,
las presentes expresaron sentirse bien y compartir a nombre de las ausentes.
No fue un
hecho aislado lo ocurrido en el periódico 26,
pues en cada colectivo laboral y cooperativa de Las Tunas, como en el resto de
Cuba, se repitieron los agasajos a las mujeres, en un día tan significativo a
nivel mundial.
Realmente,
este 8 de Marzo fue una fecha especial para las cubanas, que gozan de gran
estimación de la sociedad en su conjunto.
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