A muchos
anima el reforzamiento del programa de construcción, rehabilitación y
conservación de viviendas con el rescate de técnicas y modalidades, que en
etapas anteriores contribuyeron al distingo de la provincia de Las Tunas en las terminaciones
y las remodelaciones anuales de hogares.
Como
aumentan los escenarios y las vías se tornan más complejos los controles y las
distribuciones de recursos, por lo cual hay que elevar la responsabilidad y la
exigencia individual y colectiva. Por eso, la inteligencia y la eficiencia
deben marchar cohesionadamente para facilitar el balance en las prioridades
dadas a subsidios para personas de bajos ingresos monetarios, créditos bancarios,
esfuerzos propios y la reincorporación de centros laborales, empresas y
organismos para atender a sus colectivos. A esto se une el paulatino
restablecimiento del movimiento popular y la aplicación de diversas técnicas
constructivas como el mampuesto.
Al multiplicarse
las posibilidades para respaldar las satisfacciones de las familias, crecen las
advertencias sobre la necesidad de redoblar la vigilancia con el objetivo de
cerrarles el paso a las causas y a las condiciones que pueden generar manifestaciones de corrupción, delitos,
ilegalidades e indisciplinas sociales, tan dañinas al sensible empeño del
Estado de avanzar en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población
y el fondo habitacional del territorio.
Un grupo de
incongruencias detectadas últimamente en el proceso de levantamiento de
inmuebles a través de los subsidios se tienen en cuenta en las restantes fórmulas
para consolidar el enfrentamiento a las irregularidades de manera conjunta.
El acomodamiento y la falta de iniciativa inciden
en trabas que conspiran contra la celeridad en la fabricación de materiales de
construcción en todos los consejos populares, con la intención de aumentar elaboración
de elementos constructivos, acercarlos a los lugares, ahorrar gestiones,
finanzas y malestares,
La falta de mayor
cooperación de organismos y dueños, superficiales análisis en determinados
eslabones, demoras en trámites e imprecisiones en algunos financiamientos
atentan contra la rapidez en la terminación y la solución a los ciudadanos
necesitados.
Cuestiones
urgidas de superior atención están relacionadas con la contratación de manos de
obra y el desempeño de albañiles para eliminar engaños a propietarios, desaparecer
la chapucería y agilizar las conclusiones de moradas. Igualmente debe continuar
priorizándose la calificación y el control de las fuerzas, pues presentan
dificultades.
Preocupa que
algunas obras violen el espacio definido o quedan truncas porque no alcanza el dinero
asignado. Lo primero provoca demoliciones, y en ambos casos dilatan los procesos
inversionistas, incrementan los gastos, alientan indisciplinas, malestares e
incomprensiones.
Paralelamente
con lo anterior, no puede desmayarse en el chequeo a los mecanismos de venta de
los materiales con el interés de evitar baches, violaciones de prioridades, acaparamientos
y tráficos en el mercado negro.
Con el
crecimiento de actores y frentes de labor se requiere reforzar las faenas
preventivas de organismos, dueños y estructuras en los barrios, con el interés
de impulsar el vital programa, sin empañarlo con conductas incorrectas.
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