martes, 2 de abril de 2019

Necesidad y compromiso de tuneros


Acelerar el Programa de Autoabastecimiento Agroalimentario Municipal constituye una necesidad y un compromiso de los tuneros ante los nuevos horizontes diseñados centralmente para acercarse cada vez más a las demandas internas y tributar al desarrollo local y nacional.

Ante tal desafío, la provincia apela a variantes decisivas para avanzar sólidamente con esfuerzos mancomunados de varios sectores, teniendo como rector al sistema de la Agricultura.
De antemano se sabe la enorme envergadura de la misión, la cual demanda de superior explotación del escaso 2 por ciento de las áreas cultivables  con riego, aparejado a las búsquedas de métodos más eficientes para aumentar el rendimiento en los malos suelos, reducir los efectos de los incrementos de la salinidad en el terreno y el enfrentamiento a las cíclicas sequías, que anualmente sorprenden con falta de agua para los cultivos y mitigar la sed de los rebaños.
A esto se une la disminución de compras en otras provincias como Ciego de Ávila, por el crecimiento del aporte al Turismo, la exportación y la sustitución de importación, como parte de las directrices nacionales para que cada territorio obtenga superiores ingresos para el respectivo desarrollo y la contribución  a los arcas del país.
En el empeño de transformar el complejo panorama decide la estimulación a los productores con acento en la eliminación de los impagos y en la estrecha vinculación de los directivos con la base para lograr más realismo en los planes de contratación e influir en la eliminación de la dañina práctica de sembrar lo que “más dinero reporte” y no los necesarios para la población. A eso se agrega que muchas veces las declaraciones de los agricultores no incluyen las desmedidas reservas con distintos fines particulares.
Como ejemplos de los logros pueden mencionarse el despegue en la producción de diversos granos, aunque queda pendiente el garbanzo; al igual que en los incrementos en la entrega de leche a la industria o fresca en establecimientos de las comunidades para dietas de niños, ancianos y enfermos, en apego a la decisión de reducir las importaciones.
Debe exigírseles más a los trabajadores de los organopónicos para que salden deudas con los consumidores por los insuficientes aportes en vegetales y condimentos frescos; Algo parecido debe hacerse con los vinculados con los frutales, pues las áreas existentes no garantizan un abastecimiento establece durante el año, porque básicamente se depende de la temporada de mango, algunas fincas de guayaba, platanitos y la fruta bomba. Las dos últimas, que pueden cosecharse en todos los meses, tienen posibilidades para estar más presentes en los mercados.
Parece imprescindible el aprovechamiento de la coyuntura para ampliar el cultivo de la gran cantidad de las variedades registradas en el catálogo nacional, y que la mayoría parecen exóticas en la zona. Pudiera retomarse el perdido ritmo de rescate con la desaparición hace algunos años de la División Mambisa Mayor General Vicente García González, la cual encaminaba un arduo proceso, especialmente en los barrios con nombres de ellas, con notable ayuda de la otrora finca de La Veguita, en las proximidades de la ciudad de Las Tunas.
La mayor esperanza descansa en el despegue de los 31 polos vianderos, que en cohesión de las demás formas productivas, deben aportar alimentos para unos 709 mil 707 consumidores a un promedio de 30 libras mensualmente por persona, balanceadas en 15 de viandas, 10 de hortalizas, dos de granos y tres de frutas. Aún se anda lejos, pues en el pasado año la per cápita registró el 56 por ciento, al calcularse una venda promedio en las redes de 16,9 libras.
Aunque se trabaja, requiere agilidad el restablecimiento de las infraestruras de la Empresa de Acopio, por el vital papel en la recolección y distribución. La labor decide en las mejorías en cadena contratación, comercialización y distribución para que los renglones lleguen con regularidad a los mercados y no se desvíen de destino o se pierdan en picos de cosecha, como tomate y mango.
Celeridad requiere el encadenamiento productivo entre el sistema de la Agricultura y la Industria Alimentaria, porque los productos en conserva aumentan los resultados económicos, el aprovechamiento de los renglones y reducen las pérdidas en cosechas.
Ante la gran tarea, parece aconsejable el restablecimiento de las áreas de autoconsumo en los organismos, pues muchos podrían garantizar parte de las necesidades de sus respectivos colectivos, y disminuir las solicitudes de las asignaciones del encargo social.
La incorporación a la estrategia de cinco kilogramos de carne mensuales por habitante abre mejores perspectivas y conmina a multiplicar los esfuerzos en las crianzas de vacunos, cerdos, ovino-caprinos, conejos y aves.
La sostenibilidad alimentaria en cada territorio constituye una cuestión de seguridad nacional, y por tanto no admite descanso. La cohesión de los factores decisivos propiciará los ansiados ascensos para hacer más viables las condiciones de vida de los tuneros y ayudará a consolidar el desarrollo socioeconómico local y nacional.
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