La comunidad
constituye el escenario natural para desplegar las diversas manifestaciones de
recreación sana para trabajadores y estudiantes en las vacaciones masivas de
julio y agosto.
Allí se
pueden mezclar coherentemente las actuaciones de talentos nacionales,
provinciales, municipales y locales, en beneficio de los pobladores de las
respectivas barriadas de la oriental provincia cubana de Las Tunas.
De tal
manera que no haya que esperar por figuras establecidas o espectáculos de rango
para mantener a los barrios en efervescencia.
Artistas,
deportistas y tradiciones de cada lugar pueden dar brillo dentro de familiares,
vecinos y amigos, independientemente de las habituales programaciones desde la
provincia o el municipio.
La
coordinación entre las instituciones tiene una labor primordial, pues la programación
de las actividades tiene un papel descollante.
Las plazas y
demás lugares de mayores convocatorias de público no tienen que perder la
esencia, pero tampoco deben acapararlo todo.
Los ciudadanos que no tienen pretensiones de
viajar a otras provincias y pasarla en grande en centros turísticos serán los
primeros agradecidos de una planificación coherente y con mayor distribución posible por
los barrios.
En esto no
existe receta para cada locación, pues la población desea que en las
comunidades existan opciones para recrearse, sin tener que sufrir mucho
atropello en el bolsillo y en la transportación.
Las
experiencias de años anteriores marcan un rumbo a favor de las fundamentales
acciones para aprovechar al máximo la existencia en cada localidad, que pueda
ponerse en función del esparcimiento colectivo en el verano.
Escuelas,
salas de vídeo, clubes de computación, casas de cultura, museos, círculos
socio-culturales, centros gastronómicos, parques, piscinas, playas, ríos,
instalaciones de campismo popular, áreas de juego y demás escenarios con
atractivos para las masas, conforman la
delantera de los proyectos del Gobierno, en estrecha coordinación con los
consejos populares y las instituciones estatales y cooperativas de cada
comarca.
Hace años que
muchas personas, principalmente mayores, se van apartando de los tumultos en la
transportación para trasladarse hacia las playas del norte, y cuando no pueden
convoyarse en viajes de empresas o familiares, se acogen a las ofertas de
piscinas, ríos y unidades del Campismo Popular, que al propio tiempo van mejorando
en confort y abastecimiento.
Sin dudas,
hay que realizar mucho acopio de voluntad para alinear las potencialidades y
posibilidades de cada localidad en interés de la etapa estival.
Cada vez más
se eleva la necesidad de esta práctica veraniega, teniendo en cuenta las
realidades y los reajustes de la economía nacional, que tocan a todos de una
manera u otra.
Nadie debe
desaprovechar las opciones, junto al aporte individual en disciplina y comprensión
de los esfuerzos estatales en medio de las limitaciones económicas, para
contribuir a la tranquilidad y al disfrute pleno de la ciudadanía, en un
ambiente natural, organizado y lleno de identidad.
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