Mi participación en las actividades por el aniversario 55 de la
fundación del periódico Sierra Maestra, permitió una invitación a las actividades
del Festival Nacional del Son en Santiago de Cuba, lo cual condujo a que por
primera vez asistiera a una actividad en una iglesia, y quedé gratamente
impresionado porque tanto para mí como para los demás espectadores, la música y
la poesía se imbricaron coherentemente en el concierto Serenata morena, que
ofreció un grupo de artistas junto al altar de la Virgen de la Caridad, en el
santuario de El Cobre.
De tal manera, se cumplía un anhelo de creadores con idea original del
famoso músico Adalberto Álvarez, como parte del Matamoro Son, comprendido del 5
al 9 de septiembre, también por el aniversario 400 del hallazgo de la Virgen en
la Bahía de Nipe, apellidada Patrona de Cuba, y una de las celebraciones tradicionales
del país por el Día de la Caridad, hoy día 8.
En una acertada presentación de solistas, dúos, trío, conjunto y las
vibrantes notas de piano, sacadas por las prodigiosas manos del maestro Frank
Fernández, retumbaron en la Catedral y se expandieron por el numeroso público
concentrado en la escalinata del mundialmente conocido convento.
Junto a Frank brillaron Adalberto Álvarez, el declamador Luis
Carbonell, conocido como el Acuarelista de la Poesía Antillana, el sonero Tiburón
Morales, el trovador Eduardo Sosa y otras figuras.
Entre religiosos y ateos vibró la exquisitez armónica del espectáculo,
conformado por obras dedicadas a la Virgen.
Tanto los que asistíamos por primera vez a conciertos de tales
características como los acostumbrados a ellos, quedamos gratamente
impresionados por el rigor artístico de las interpretaciones, demostrado con
los aplausos ante cada presentación.
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