Las
festividades de los pueblos a través de la historia parten de las esenciales
que les dieron origen o marcaron el comienzo de su propia existencia.
Por el
rumbo, que retoma ingredientes de lo autóctono, se va al inicio del
camino. Por eso, saludo la decisión de
enmarcar al Carnaval de Las Tunas alrededor de la fecha de la fundación de la
villa, el 30 de Septiembre, hace hoy 216 años, Día de San Gerónimo, el Santo
Patrón.
Sin amparo
en la religión, aunque no puede obviarse, parto de la identificación con el
acervo cultural de las raíces del terruño a partir de las fiestas patronales.
Si regresamos a la cabecera del legado histórico, debemos hacerlo definitivo,
no circunstancial.
El pueblo
agradece que se restauren lo mejor posible, los elementos de su identidad. Han
existido razones sobre el porqué se han movido los festejos para diferentes
fechas, como la creencia de la disminución del colorido de las fiestas
cederistas en espera del 28, aniversario de la organización. Pueden integrarse
coherentemente, pues se facilitarían con las mejoras en los abastecimientos
previstos para el rumbón mayor de la provincia.
Es factible
participar en lo organizado por los CDR en cada cuadra, y luego seguir en la
calle en busca de los demás atractivos, que se brindan en las diferentes áreas.
Acuño el feliz
retorno a la fecha indicada, pues generalmente esas conmemoraciones se tienen
en cuenta en los pueblos de Cuba.
Las propias
celebraciones anuales de la fundación de la ciudad se favorecerían, incluyendo
las que caen en años redondos, que se les sube la parada. La integración de las
partes contiene una fuerza poderosa.
Esto tiene a
su favor, que por fortuna desde hace algún tiempo, los festejos se eliminaron
del centro histórico para conservar mejor al patrimonio arquitectónico, y se reubicaron en áreas con mayores comodidades
y amplitud para el disfrute de la población.
Con todo
esto, me vienen a la mente los casos de Santiago de Cuba y Camagüey, que
siempre han defendido el Carnaval en las fechas fundacionales. Por eso, en la
urbe indómita se mantienen en las cercanías del 26 de julio, por el Santiago
Apóstol, y en la tierra del Tinajón, el 24 de junio, por el San Juan.
La
tradición, la cultura y la identidad merecen esmero y dedicación. El pueblo
acuña el protagonismo, que se mezcla lo
más coherente posible con lo que se defiende como autóctono, expresado de
múltiples formas en este Carnaval, del 27 al 30.
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