viernes, 28 de marzo de 2014

El rumbo de una apuesta


Me incluyo en la mayoría de los cubanos que respaldamos la Ley de Inversión Extrajera, porque busca el impulso de la economía.
Nuestros enemigos se quedan sin argumentos para seguir el ataque contra las decisiones autóctonas de Cuba, y apelan a la critica hueca relacionada con las supuestas entregas de las riquezas a empresas de otros países.

Quienes consideran eso cometen tremendos errores, porque en cada caso estará presente el Estado, que velará por mantener el equilibrio pactado y el orden en lo contratado.
En cualquiera de las variantes que se apliquen, la nación saldrá beneficiada, porque además de recibir ganancias garantizará el empleo de fuerzas de trabajo.
 Entonces,  existen suficientes razones para emplearse a fondo en la búsqueda de finanzas para impulsar los diversos planes de desarrollo, que requieren la continuación ascendente en la actualización del modelo económico y social que hemos decidido construir de forma libre y soberana.
La decisión se basa en la implementación de los lineamientos del VI Congreso del Partido y los objetivos de la Primera Conferencia Nacional del Partido.
En el espíritu de la Ley se expresan las garantías de los inversionistas extranjeros y sus inversiones, los sectores destinados, las modalidades que se pueden adoptar como empresas mixtas, contrato de asociación económica internacional y empresa  de capital totalmente extranjero, y las inversiones en bienes inmuebles.
En el cuerpo legislativo se delimitan aspectos vitales como los aportes y su valoración, la negociación, los regímenes  establecidos en los ámbitos bancario, de exportación e importación, laboral, especial de distribución, de reservas y seguros, de registro e información financiera y de solución de posibles conflictos..
La mayoría del pueblo apuesta al éxito de la Ley y desea que la nación marche adelante en las transformaciones en beneficio de todos.

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