Nadie
duda de que la llegada de Fernando González a La Habana continúa siendo la mejor noticia para los cubanos en el arribo de
marzo.
Algo
bien sonado ha sido el regreso a la Patria del segundo de los Cinco antiterroristas
cubanos detenidos injustamente en Estados Unidos. Anteriormente había cumplido
René González.
Como
muchos, mi mayor impresión del Héroe de la República de Cuba ante las cámaras de
la televisión fue la sencillez de sus expresiones y el apego a los sentimientos
consolidados estrechados por los Cinco.
Con
una modestia, que sobrepasó las fronteras familiares como lo hacen los grandes,
se detuvo a profesar su homenaje por los tres que todavía guardan prisión en
Estados Unidos: Ramón Labañino, Gerardo Hernández y Antonio Guerrero.
En las
expresiones de agradecimiento a los millones de personas solidarias en todo el
mundo también estuvieron presentes las dotes de improvisación de un hombre
disciplinado durante su casi 16 años de encierro en cárceles de máxima
seguridad del Imperio.
Sin
titubeo fue al arsenal de sus recuerdos en la prisión por contribuir a la seguridad
de los pueblos de Cuba y Estados Unidos.
Sin
que lo dijera expresamente se adviertía con facilidad sud contribución al
bienestar de ambos pueblos, lo cual le costó el ensañamiento de la
Administración yanqui.
Fue
portador de la idea de que su liberación correspondió al cumplimiento del
plazo, como René, porque el Gobierno imperial no ha escuchado el reclamo
internacional sobre el cese de la injusta condena.
De
ahí su expresión a sumarse a su hermano René en el reforzamiento de la campaña internacional
por la liberación de los tres que permanecen las prisiones del verdugo del
norte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario