Hoy, cuando
en Cuba se celebra el Día del Campesino, de una manera u otra, todos los
cubanos recibimos con placer la influencia del aguerrido sector.
Y es que
como se dice en buen cubano: “todos tenemos un pariente en el campo”.
Eso no avergüenza,
sino que enorgullece, porque hablamos de personas con una enorme trayectoria en
función de sacarle lo mejor a la tierra para ofertarlo a toda la población,
tanto en el campo como en pueblos y ciudades.
Celebramos
la reivindicación de los hombres y las mujeres del campo en señalada fecha
histórica por ser escogida porque en igual fecha de 1959 Fidel firmó la Primera
Ley de Reforma Agraria y fue declarado Día del Campesino, en homenaje al
valiente enfrentamiento de los campesinos contra la dictadura de Batista, en el
Realengo 18, en Guantánamo, que le costó la vida al insigne luchador Niceto
Pérez.
A la par con
eso, hoy se llega al aniversario 57 de la fundación de la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños (ANAP), que agrupa y representa dignamente a dichos productores
Es fecha de
celebración porque los campesinos, como el resto del pueblo cubano, avanzan libremente en el reforzamiento de sus
conquistas y en el bienestar de sus familias, sin distinto.
Alrededor de
la fecha, en Las Tunas como en el resto del país, se han celebrado fiestas y se
han estimulado a los mejores en cada estructura agraria.
Al propio
tiempo los aguerridos guajiros, como les decimos cariñosamente en Cuba, han
contraído nuevos retos para seguir adelante en el aporte a la sociedad y en el
reforzamiento de sus mejores condiciones de vida.
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