Los
aires del 4 de Abril, aniversario 54 de la fundación de la Organización de
Pioneros José Martí y 53 de la Unión de Jóvenes Comunistas, me remontan al
pasado de mis años mozos y me incitan a no perderme en intríngulis de la vejez.
A mi
alrededor se levanta un espíritu juvenil, comprometido con seguir aportando
desde la multilateralidad para consolidar lo que hemos conquistado con tanto
esfuerzo, tanto en Las Tunas como en el resto de Cuba.
Mis
hijos, entre 20 y 30 años, me aportan vitalidad para avanzar hacia un futuro
mejor, tanto familiar como general.
En
la marcha hacia constantes mejorías, no se excluyen las adversidades económicas
que diariamente nos retan a consagraciones mayores para salir adelante con
decoro.
Se
sabe que el camino es zigzagueante, pero lleno de virtudes y metas que no
admiten el descanso prolongado, sino cada vez mayor trabajo.
Las
nobles aspiraciones de ser un país socialista y tremendamente solidario nos
impone sacrificios especiales a favor de nosotros mismos y los pueblos
hermanos.
Por
eso, como todo ambiente impone metas, aspiraciones y materializaciones que no
se logran fácilmente, sino con constancia.
Ahí vamos, hacia un
futuro luminoso como nos hemos comprometido tantas veces. Lo hecho y lo que
conmina a ascender, nos hacen sentir triunfadores.
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