La
presencia cotidiana no achicaba la magnitud del encuentro para estimular a las
madres que laboran en el periódico 26.
Las vi con
un mejor semblante, pero como siempre dispuestas para cumplir cualquier tarea
asignada al colectivo.
La
ejemplaridad característica alcanzaba peldaños superiores en estas mujeres que
saben espantar a la imposibilidad del ambiente laboral, hogareño y del resto del
entorno de la sociedad.
No se
detuvieron en la enumeración de los ingredientes de los aseguramientos
materiales para estimularlas, sino que se refugiaron en la grandeza del gesto de sus compañeros para acogerlas con ternura y
espiritualidad.
Ida Lidia,
Mariela, Maryla, Marlene, Iris y Marilú disfrutaron por ellas y en nombre de
las justificadas ausentes físicamente: Misleydis, Yuset, Graciela, Liduvina y
Yelaine, que acaricia el paulatino abultamiento de la barriga que próximamente
la incorporará a este honorable grupo de tiernas féminas.
Nuestro caluroso
intercambio de este viernes, les abrió las puertas de las sucesivas actividades
alegóricas al Día de las Madres, que colofón a los encuentros del domingo, en
sus respectivas familias.
Festejamos
juntos en nombre del amor, la estima y la armonía del colectivo, que enaltece a
las madres, dentro y fuera del centro.
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