domingo, 10 de mayo de 2015

El regocijo de mamá

Nuevamente el Día de las Madres, nos reunió a los cinco hermanos entorno a nuestra queridísima mamá, Luisa García Rondón, que anda por los 88 años.

Como de costumbre este domingo estuvo cargado de regocijo, alrededor de la vieja, que a pesar de la pérdida paulatina de la memoria, identifica a todos los familiares y con frecuencia cuenta con lucidez pasajes de su hermosa trayectoria y de sus seres más amados.
Disfrutó de dulces, refresco y comida criolla, que con ternura adornaron la intensa jornada, y que ella con la delicadeza acostumbrada fue complaciéndose con lento comer.
Los regalos volvieron a estimular a la consagrada progenitora, que no los juzgó por los precios, el tamaño y la envoltura, sino por el gesto de entregárselos con pasión.
Como para subir las emociones, hizo intentos de bailar y saborear tragos de ron, como en antaño cuando los festejos y el jolgorio multiplicaban la alegría junto a nuestro fallecido padre, Crecencio Segura.
 Con descendientes, que llegan hasta bisnietos, todo transcurrió con el orden impuesto por ella en la familia a través de las complejidades de la vida, en familia humilde.
Al concluir el efusivo encuentro, sonriente repartió los besos de despedida, pronunció la acostumbrada sugerencia: ”Cuídate mucho, pórtate bien y saludos tus familiares ausentes.
Tras el gesto acostumbrado, cada cual partió a su residencia con el placer de haber contribuido a una celebración especial, que dejó a mamá altamente complacida.
Regresé a casa a terminar el día con mi esposa Sonia Peña Valdés, que retornaba de compartir con su madre, en Jobabo.
Ambos momentos ampliaron la senda del amor y la confraternidad familiar, como peldaños superiores para la vida.
Similar alegría se repartió por toda Cuba, pues el Día de las Madres se coloca en un pedestal.



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