El
cumpleaños 23 de mi hijo menor, Reinier, llevó a la familia de vuelta al
restaurante 2007, ejemplo de la alta cocina tunera, tanto por su variedad como por
la calidad en la elaboración de los platos y la atención al cliente.
El
mayor, Rainer, no pudo estar por su compromiso laboral en La Habana, capital de
Cuba, pero se mantuvo al tanto de todo el acontecimiento.
Las
dos parejas (mi esposa Sonia Peña y Yicel, la novia de Reinier), nos decidimos por bisté Uruguayo, arroz Imperial y frito, plátano
chatino, ensalada mixta, cerveza y fresco. Obviamos los postres.
Fue
una gran cena, que reposamos con un intercambio familiar en un banco, frente a
la estatua del insigne patriota Mayor General Vicente García González, en el
céntrico parque que lleva su nombre.
Este
es un ejemplo de las posibilidades que se brindan en la ciudad de Las Tunas con
la restauración o la apertura de sitios tradicionales y nuevos, que mejoran el
ambiente citadino.
Aunque
el país afronta dificultades económicas, las familias reviven los encuentros
por diferentes motivos en distintos centros, entre ellos restaurantes y cabaret,
algo que tomó bastante auge en la década de 1980, y que decayó a consecuencia
del llamado Período Especial, que aún persiste, pero va cediendo espacio a otra
etapa con meres condiciones generales e individuales.
Las
mujeres agradecen estas salidas del hogar para festejar, y así evitarse los
trajines en la cocina, que casi siempre hay que incluir a visitantes.
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