Aunque
te sea difícil creerlo, el pequeño jardín de mi casa, desde bien temprano de
este 28, dio su aporte a una de las tradiciones más bonitas y enraizadas en el
pueblo cubano.
Bueno,
en manos de estudiantes y trabajadores fueron flores blancas y rojas de de rosa
y jazmín para integrar la masiva peregrinación de la ciudad de Las Tunas hacia
ríos y arroyos en el aniversario 52 de la desaparición física del querido
comandante de la sonrisa amplia y el sombrero alón, Camilo Cienfuegos
Gorriarán.
No
hubo agravio, sino orgullo sincero por el aporte desinteresado, que en
instantes se premiaba por los beneficiados con elogiosos agradecimientos,
abrazos, apretones de manos o besos y saludos con visos de hermandad y
solidaridad.
Como
en la capital provincial, en todo el territorio tunero y del resto de Cuba, sin
importar edad, sexo, raza ni credo, la población se moviliza para brindar el
homenaje a uno de los dirigentes más amados de manera espontánea por la
estrecha vinculación con los ideales de la Patria, aunque vivió poco tiempo
después del triunfo de la Revolución dirigida por Fidel, el primero de enero de
1959.
Como
cada año, volver sobre la memoria y la simbología, hace recordar la
desaparición física del querido y emblemático Comandante Camilo Cienfuegos
Gorrearán, que se perdió en un avión en tormentosa tarde en vuelo de Camagüey a
La Habana.
Andamos
con los sentimientos patrios con los recuerdos con flores en mar, río, arroyos
y presas, como una manera de mostrar la fidelidad a su causa y a la ascendente
obra que seguimos construyendo bajo las orientaciones de Fidel, Raúl y el
Partido.
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