Como te cuento, al calor de estos días en que celebran los 35 años de la creación de los Órganos Locales del Poder Popular, máximas autoridades gubernamentales en los municipios y las provincias de Cuba, reconozco su ardua labor en la materialización de la real democracia en la Mayor de Las Antillas.
Y digo que real porque el pueblo tiene la facultad de elegir a los miembros de dicha estructura y luego exigirle su gestión a nivel barrial, en encuentros denominados reuniones de rendición de cuenta de los delegados a sus electores.
En ellas, se formulan planteamientos sobre inquietudes populares, que los delegados gestionan las respuestas con los organismos en cuestión, posteriormente se lo informan a las personas con la preocupación y al resto de los vecinos. Si no se está de acuerdo con lo respondido se vuelve a elevar por la misma vía.
Confirmo que además del mencionado mecanismo, en que todo el pueblo está convocado a participar, existen disímiles maneras de plantear lo que uno entiende que debe transformarse para que marche mejor la sociedad.
Así están las quejas informadas a los medios de prensa para que investiguen o publique y las echas en las propias instituciones ante mal servicio, inconformidades con la calidad en las ofertas, desacuerdos con disposiciones o actuaciones de funcionarios públicos e incumplimiento en los días habilitados en los organismos por los dirigentes para atender a la población.
Pues mira eso, el pueblo toma la palabra cuando considera que no se atiende adecuadamente en las gratis consultas médicas, cuando se registran incongruencias en las escuelas, no se cumple el ciclo de distribución de agua, falta el transporte y otros casos de la cotidianidad.
Quizás uno de los ejemplos más claro está en que las decisiones adoptadas por las administraciones de los centros laborales estatales, se les comunica a los trabajadores, periódicamente se le rinde cuenta de la gestión a los respectivos colectivos y en los meses finales de cada año se discuten las cifras directivas del año siguiente con la finalidad de garantizar la participación en la ejecución del mismo y en el cumplimiento de las metas. En todos los casos se puede discrepar con normalidad.
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