Por estos
días cumplo 41 años de iniciarme como trabajador, después del largo bregar por
los distintos niveles escolares, que felizmente culminé con el título de
Licenciado en Periodismo de la Universidad de Oriente, que el 10 llegará al
aniversario 70 de su fundación.
Desde LasTunas, donde he permanecido fiel a la profesión y al terruño, sigo con añoranza
la divulgación del plan de actividades por el onomástico de la casa de altos estudios
de Santiago de Cuba y que tiene el mérito de ser el primer centro oriental de
la Enseñanza Superior.
Como
integrante de los miles de graduados disimilados por las cinco provinciales orientales
y más allá, voy tras la pista del merecido homenaje. Y propio tiempo repaso los
innumerables recuerdos, que guardo celosamente como patrimonio de vida, pues
los acumulé gratamente en el hermoso tránsito por tantos escenarios, como aulas,
instalaciones deportivas y culturales, eventos científicos y en la acogedora residencia
de Quintero.
Desde allí,
en las prácticas docentes me inserté en la prensa escrita, radial y televisiva,
que ampliaron las actitudes y los conocimientos por la aplicación de los
distintos géneros periodísticos, que enseñaban en las aulas.
En tareas
extra-clases y de otras magnitudes amplíe el conocimiento de la historia de la
Ciudad Heroica y sus valientes hijos, que a través de las justas luchas por la
emancipación de la Patria merecieron el apelativo de Cuna de la Revolución
cubana.
A pesar del
tiempo, sigo catalogando a la estancia estudiantil en el Chago querido como una
de las etapas más bonitas de mi vida, sin restarle importancia a la tierra
natal ni a la ascendente trayectoria laboral cimentada con muchos esfuerzos,
gratitud y amor.
Cuantiosos episodios
de ambos lugares emblemáticos, se inscriben en lo mejor de mi placentera vida
al calor de los símbolos de cubanía en todos los terrenos, aupados por la
Revolución.
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