A 149 años
del inicio de las luchas independentistas en Cuba, con el levantamiento de
Carlos Manuel de Céspedes en el ingenio La Demajagua, en Manzanillo, el 10 de
octubre de 1868, un merecido homenaje tuvo cuerpo y alma en el cementerio patrimonial
Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.
La
connotación de la fecha se concatenó con la inhumación de los restos de Carlos
Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, y Mariana Grajales, madre de los Maceo
y de la Patria, para cambiarlos de sitios y situarlos dentro del espacio de perenne homenaje, en el cual están ubicados
el mausoleo a Martí y el monolito de piedra con las cenizas de Fidel, el
retablo de los caídos en el asalto al cuartel Moncada y el Panteón a los
internacionalistas.
Este martes,
todas las miradas de los patriotas cubanos volvieron a Santa Ifigenia, que engrandece
su valor patrimonial con un espacio dedicado a la honra permanente a los tres
padres y la madre de la Patria, a vuelo de pensamiento como lo hiciera el
historiador de la Habana, Eusebio Leal, al pronunciar las palabras centrales de
la ceremonia.
Quienes no
estuvimos en el acto, seguimos los memorables detalles a través de la magia de
la Televisión o los encantos de la Radio, que transmitieron en vivo el
relevante acontecimiento con la presencia del General de Ejército Raúl Castro
Ruz, primer secretario del Comité Central del Partido y presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros de Cuba. .
Desde cada
lugar, los ojos y el pensamiento de los cubanos dignos se concentraron en el
altar sagrado de la Patria, que adquiere mayores dimensiones para el homenaje a
los próceres de la independencia, y que al propio tiempo reafirman que a 149 de
marcha por las diferentes etapas de la única Revolución, seguimos comprometidos
con la realización de una obra mejor en bien de todos, como querían Céspedes, Martí,
Fidel y Mariana Grajales.
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