domingo, 2 de enero de 2011

Con naturalidad a lo cubano


Te cuento que las celebraciones por el fin y el principio de años ocurrían con naturalidad en Cuba, pueblo alegre y cumbanchero  casi siempre en franco desafío a las adversidades mundiales. Sigo así para decirte que las fiestas se formaban al decir del refranero popular: a las menos cuarto y podían prolongarse por largo tiempo.

Agrego que en ese entorno, mi colectivo del rotativo 26, periódico provincial de Las Tunas siguió su propia tradición, y  se encontró de manera festiva en la Casa de la Prensa, locación del gremio de periodistas, enclavada en el corazón de ciudad capital de Las Tunas.
Sin exageración se comía, bebía y bailaba al compás del sano disfrute, después de un año de intensa labor tanto en la versión escrita para el semanario como para el digital.
Te comento que en Cuba y particularmente en la oriental provincia de Las Tunas las celebraciones de fin y principio de años se convierten en pretextos para encuentros de distintas magnitudes.
Muy bien, puede decirse que la alegría rondaba por doquier. Sin importar ubicación laboral, ni edad, pues el cincuentiañero reportero Wálner Ortega Batista se destacaba bailando con la colega veinteañera Zucel de la Peña Mora.
 Incorporo que a tono con la costumbre del colectivo, los descendientes les impusieron colorido al fiestón, empezando por la recitación de poesía de dos infantes retoños femeninos de los periodistas Juan Morales Agüero e Iris Hernández Rodríguez. Después ellas  se unirían a otras creaciones con provenientes del fotógrafo Norge Santiesteban Vidal, el chofer Carlos Romero y el administrador Ramón Ochoa.
 Oh, a la hora del recuento no se sacan las cuentas de los gastos. El placer obviaba los asombros por el empleo de recursos destinados para la celebración en grande de una de las tradiciones más largas y alegres de los cubanos.


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