El
21 de junio, coincidió el cumpleaños 86 de mamá con el Día de los Padres, lo
cual fue una ocasión propicia para festejar y fortalecer la familia.
Después
de tornarse la foto con sus cinco hijos, la alegría anduvo por doquier. Aunque notamos la ausencia de papá, porque partió físicamente
el 9 de octubre del 2010, y siempre nos sugirió que después de su muerto no detuviéramos
el esparcimiento, especialmente en las fechas memorables para nosotros.
Antes
de departir alegremente, habíamos honrado al viejo, al depositarle flores en su
tumba en el cementerio Vicente García, de la ciudad de Las Tunas.
Fueron
tantas las emociones de Luisa García, mujer
de baja estatura y con tremenda consistencia, que a todos asombró al verla
empinarse de una botella de ron y luego bailar al compás de varias canciones de
moda, cuestión que hacía ratos que no veíamos.
La
algarabía por aquellas raras manifestaciones de alegría, constituyó toda una novedad
que se acogía como algo espectacular y demostrativo de que está en forma mi queridísima
madre.
Con
frecuencia reía por distintos gestos a su alrededor o cualquiera de sus hijos-padres
-abuelos, a la vez.
El
jolgorio, que se acompañó con kake,
refresco y bebida, elementos comunes en los festejos en la sociedad cubana.
También con cerdo fritó y en fricasé, plátano frito, boniato hervido, congrí y
ensalada.
Cada
segmento del fiestón se compartió con otros familiares y vecinos, que en conjunto
dieron un tirón al estrés y protagonizaron una jornada dominical, que pasará a
la historia de todos..
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