En el 15 de
mayo, Día Mundial de la Familia, la mía
como tantas en Cuba que se desenvuelve normalmente, sin privilegios ni
abundancia.
Como es
común tiene que agradecerle mucho a las posibilidades brindadas por la Revolución,
desde su triunfo el primero de enero de 1959, pese a que los desagradecidos no
cesan de criticarla porque solo ven las aristas con mayores dificultades por
las limitaciones económicas por dificultades internas y el férreo bloqueo de
los Estados Unidos contra Cuba.
Hemos sabido
aprovechar las oportunidades ofrecidas Salud y Educación, gratis, seguridad
social y tranquilidad ciudadana, cuestiones envidiables en cualquier parte del
mundo.
Mi esposa y
yo somos máster, el hijo mayor ingeniero en Telecomunicaciones y el menor curso
el quinto año de Medicina, sin costarnos ni un centavo.
En
cuantiosas ocasiones hemos tenido que concurrir a instalaciones médicas a
recibir servicios de altísimo valor por ser de los últimos adelantos
científicos, pero en ningún caso nos han preguntado por el dinero para pagar,
ni se han detenido a murmurar por el color negro de la piel o la ascendencia
social.
Aunque a los
tres que trabajamos, los salarios no nos alcanzan para lucrar ni para grandes
pretensiones, pero sí para vivir con decoro y ciertas comodidades como
computadoras, internet, auto, equipo de música, cámara fotográfica,
radio-grabadora; casa amplia, amueblada y en satisfactorias condiciones
constructivas. Además la vivienda está ubicada en uno de los mejores repartos
de la ciudad y cerca de los hospitales, las terminales de ómnibus y ferrocarriles,
las áreas deportivas, la Plaza de la Revolución, el centro de la ciudad y otros
beneficios.
En conjunto,
son comodidades comunes a muchas familias cubanas, que practiquen la
racionalidad, el ahorro y el alto sentido de prosperidad para vivir en buenas
condiciones como se permite en Cuba, pese a las limitaciones económicas.
La actual
visita de Rainer (emparentada con el reciente Día de las Madres), que trabaja
en La Habana, nos da la posibilidad de
compartir los cuatro en unión de su esposa, la holguinera Ana, con cobertura de
alimentos y bebidas compradas con el dinero ahorrado cuidadosamente para la
ocasión.
Como nuestro
caso, la mayoría de los cubanos están acostumbrados a festejar en familia por
muchas fechas.
Esta de
ahora se incorpora como parte de la identidad de acogernos a las celebraciones
mundiales para estimular a sectores, tradiciones y otras cuestiones importantes
en el quehacer de los pueblos.
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