Después del reciente
y esclarecedor discurso de Raúl sobre la complicada situación económica del
país por restricciones en la liquidez y en portadores enérgicos, en el segundo
semestre del año, y las sucesivas informaciones nacionales y provinciales, al
respecto, la tranquilidad de la ciudadanía en el territorio de Las Tunas gana
espacio, porque se sabe de las medidas implementadas por el Estado para
disminuir las afectaciones, y que no sean en la magnitud en que se corría de
boca en boca a lo largo y ancho de la nación.
Aunque con
cierto cuidado, se aprecia que bajan paulatinamente los niveles de tensión en
el ambiente de acaparamiento y de ansiedad de la población en la búsqueda de
productos esenciales para el desenvolvimiento en los hogares, pues se sabe que
se mantiene la protección a los servicios básicos del pueblo y se evitarán los
apagones.
Estamos ante
una expectativa que no acabará en algunos meses, porque existen muchas personas
obsesionadas en el permanente almacenamiento de mercancías, aunque no les sean
tan urgentes, y otras que aprovechan las coyunturas para guardar por si se
acaba, utilizar las coyunturas para revender a sobreprecios.
En esto
existen diversos matices, sin ocultar que a través de los años, a partir de la
década del 90 del siglo pasado con el llamado Período Especial en tiempo de
paz, se ha contraído la abundancia en innumerables mercados, y ante eso muchas
mercancías se encuentran con dificultades, como cárnicos, pescados, granos,
vegetales, frutas y productos lácteos con sus respectivas gamas de derivados.
Las
oportunas informaciones a la población con su real expresión en unidades de
producción y servicios y otras redes claves para la vida de los tuneros,
deciden en el retorno de la calma en amplios segmentos poblacionales y en la
disminución del desespero, aunque muchos siguen en el acaparamiento. No se
descarta que en ocasiones puedan manifestarse determinadas limitaciones en la
adquisición de mercancías vitales o prestaciones de servicios.
Ante el
complejo panorama del país, las autoridades locales precisan más en detalles
los distintos planes socio-económicos estatales y cooperativos, incrementan las
supervisiones y las vinculaciones con la base a fin de ayudar a que las cosas
salgan bien y disminuyan los casos a destrabar por falta de previsión o
negligencias en puntuales eslabones de la enorme cadena de la sociedad.
En esto, se
ha advertido la responsabilidad de la población en el buen desempeño de sus
funciones en los respectivos frentes para contribuir a evitar molestias, en
todo lo que sea posible.
De hecho, el
reclamo a directivos y subordinados y al pueblo en general es contribuir a que
cada gestión se haga con eficiencia requerida para no detener el desarrollo
integral del territorio y avanzar en el bienestar de la población.
No hay comentarios:
Publicar un comentario