domingo, 31 de julio de 2016

Un matrimonio con 35 años

Este domingo, 31 de julio, una parte importante de mi vida se coronó con 35 años de bregar entre amores y quehaceres familiares, abrazado en matrimonio con la máster Sonia Peña Valdés.

Tres décadas y media timoneados por el amor, que me ha traído enormes alegrías, entre ellas dos muchachos hermosos e inteligentes: Rainer y Reinier, en predios de Las Tunas..
Ambos rebasan los 20 años. El primero, ingeniero informático, y el segundo, en la segunda quincena de agosto comenzará el sexto año de Medicina.
 Son dos pilluelos que constantemente constituyen centros de atención, desde las más variadas formas del quehacer hogareño y las responsabilidades en la vida.
Cuando llego a este tiempo de pareja, que a veces me sorprende, doy algunas  miradas retrospectivas. Repaso en tantos momentos hermosos, aunque aparejados de determinadas dificultades que he sabido sortear con pasión e inteligencia.
Cualquier escollo por grande que haya parecido, lo he rebasado con decisión y firmeza. Siempre teniendo la convicción de no destruir el matrimonio, cimentado con tanto esmero.
Los sinsabores han ido a bolina, sin miramientos y con mucha osadía, cuestiones que ahora silenciosamente me aplaudo.
Cada muchacho a su manera siempre busca consejo en sus dos padres, ante determinadas circunstancias de la vida. Siempre los hemos ofrecido con realismo y sin imposición. Eso les ha servido de mucho.
El seguimiento a los estudios y a la disciplina en todos los momentos han sido cuestiones de tratamiento diariamente. Al cabo de los años, hemos recogido, junto a ellos, los frutos de una esmerada atención que no depara en años ni en grado escolar.
A 35 años de matrimonio nos sentimos una pareja dicha y convencida de que podemos terminar nuestras vidas en unión y disfrutando del bonito derrotero de nosotros y los dos hijos.
Los cuatro seguiremos adelante con mucha pasión y decididos a ser cada vez mejores personas para la familia y la sociedad.



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