viernes, 2 de diciembre de 2016

Desde el dolor, la fidelidad se empina


Sobre los hombros de tuneros agradecidos se enarboló el patriotismo y se llevó en brazos el homenaje a Fidel con la pretensión de ayudar a elevarlo a la inmortalidad, en este viernes de honores al paso de la caravana con sus cenizas hacia el cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba.


Con humildad y sin distingo, la gente se aferraba al amor y a la lealtad para ayudar a situar al Comandante en Jefe en el sitial de los grandes del mundo.
Todo eso y más aconteció en la mañana de este viernes, cuando la mayor multitud en Las Tunas no obedeció a las rayos del Sol para permanecer algunas horas en los laterales de la carretera Central.
Las lágrimas, el nerviosismo y otras señales de dolor aparecían con frecuencia, pero encima de las condolencias se colocaba la firmeza para seguir el camino cuesta arriba como lo inculcó el Líder Histórico de la Revolución cubana, que ahora pasaba en una urna de cedro cubierta con cristales y una bandera cubana.
El simbolismo y las reverencias acuñaban el enorme homenaje al inspirador de pueblo, que tenía constantes reflejos en apesadumbrada muchedumbre de personas, que hacía hasta lo imposible para guardar recuerdos visuales del enlutado momento.
La edad no fue óbice en el homenaje. Tampoco la distancia recorrida y el horario de espera de la caravana. Todos querían guardar sus vivencias.

Luego del paso del cortejo fúnebre, la gente retornó cabizbaja, pensativa y dueña de la  lealtad a las ideas del Máximo Líder.  

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