La
hermandad con una singular provincia vecina y el compromiso con la Patria se
funden en abrazo eterno a mayor altura a partir del 4 de diciembre del 2016 cuando
se inhumaron las cenizas de Fidel en el cementerio Santa Ifigenia, Monumento
Nacional y sitio sagrado de la nación, radicado en Santiago de Cuba.
Lostuneros con nobleza y fervor revolucionario agradecen tantas cosas a la Ciudad
Héroe de la República de Cuba, condición honorífica y exclusiva en la nación, a
la cual han aportado hijos destacados del Balcón de Oriente.
Con
orgullo, los primeros lugareños en representarnos en visita al emblemático
lugar narran sus emotivas impresiones sobre momentos al detenerse delante del
monolito de granito gris, que celosamente guarda los restos del Líder Histórico
de la Revolución Cubana, con la cercana compañía de la inscripción en bronce del concepto de
Revolución, enarbolado por él el primero de mayo del 2000. La grandeza se
acompaña con la proximidad de los gloriosos escenarios donde reposan José Martí,
Carlos Manuel de Céspedes, Frank País, asaltantes al cuartel Moncada, 30
generales del Ejército Mambí, Mariana Grajales, madre de los bravos Maceo y de
todos los cubanos; caídos en misiones internacionalistas y otros destacados
luchadores.
Ahora
cuando muchas mentes se concentran en el historial santiaguero, fecunda la idea
de ir allá para nuevos reencuentros y llevarle flores al Comandante en Jefe o
ratificarle en silencio, que seremos fieles a su extraordinaria obra con el
diario cumplimiento del deber.
Los
admiradores de tan aguerrida porción geográfica están conectados por profundos
nexos que se proyectan por disímiles circunstancias, especialmente el estudio
en la legendaria Universidad de Oriente.
Los
agradecidos saben vincular los lazos históricos con el querido Chago, como la
presencia del Mayor General Vicente García, en la Protesta de Baraguá, y que
hoy tiene reflejo en el aporte de los trabajadores de la Fábrica de Estructuras
Metálicas con la confección de los 23 machetes gigantes que se levantan junto a
la figura ecuestre de Antonio Maceo llamando al combate, en la homónima Plaza
de la Revolución.
Entre
las significaciones está la sangre derramada en el asalto al cuartel Moncada
por el tunero Juan Manuel Ameijeiras, integrante de la decidida y valerosa
Generación del Centenario.
En
tiempos más recientes quedan las huellas de la contribución tunera a la
remozada urbe, devastada por las furias del huracán Sandy, y que contribuyó con
el gigantesco esfuerzo para transformarle el rostro en saludo a los 500 años de
fundada por Cristóbal Colón, y al aniversario 60 del asalto al cuartel Moncada.
Junto
a su trascendental patriotismo, Santiago encanta por sus paisajes entre las montañas
y el mar, la arquitectura y otros detalles relevantes como el parque Céspedes,
el balcón desde donde Fidel se dirigió a Cuba el Primero de Enero de 1959 para
confirmar el triunfo de la Revolución, la casa natal del poeta Nicolás Heredia
y el aporte de don Emilio Bacardí, extendido al Museo que lleva su nombre y a la
biblioteca Elvira Cape, entre otros escenarios.
Cualquier
referencia a Santiago tiene que detenerse en la significación de ser la cuna de las Fiestas de la Comunidad del Caribe, poseer el patrimonio del Carnaval más
sonado del país y el mundialmente conocido Santuario del Cobre con la Virgen de
la Caridad, patrona de Cuba.
Visitar
Santiago es abrazarse a patriotismo, cultura, folclor, tradiciones y singular
contagio popular de su gente, que de conjunto conforman una mezcla distintiva,
que ahora se eleva a lo infinito con el sitio donde reposa eternamente Fidel.
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