La emoción
corrió por mí cuando este lunes me entregaron el Reconocimiento por los 40 años
de labor ininterrumpida en el Partido, entre el grupo de 100 cuadros y
trabajadores de la organización política.
Me sentía
una persona cargada de experiencia laboral, bajo la disciplina y las enseñanzas
de la organización rectora de la sociedad en Cuba, lo cual repetían los amigos
al felicitarme.
Las
motivaciones llegaron a su máxima expresión cuando Ariel Santana Santiesteban,
miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, me
entregó el diploma en medio de felicitaciones, sonrisas y apretones de manos.
Entre los
estimulados solo me ganaba en tiempo con 45 años, Oscar Góngora Jorge, jefe de
Redacción del periódico 26, y de
cerca me seguían con 35 la periodista Graciela Guerrero Garay y el
administrador Ramón Ocho Almaguer, los cuatros pertenecientes al mismo medio de
prensa.
Durante el
significativo acto, no dejaba de repasar mentalmente la larga trayectoria,
siempre bajo los cánones del periodismo revolucionario y comprometido con los
principios de la Patria.
Los reflejos
de momentos felices del trayecto particularizaban en instantes cuando recibí el
premio por la obra de la vida Rossano Zamora Paddín y otros lauros individuales
como los parecidos certificados cuando acumulé 35, 30, 25, 20, 15, 10 y 5. También cuando me entregaron estímulos
ganados por el colectivo del Periódico.
Entre tantos
recuerdos del camino andado pensaba que sería el último estímulo de este tipo,
porque en los oídos me susurra la jubilación.
Cualquiera
de las circunstancias que me depare el resto de tiempo, siempre llevaré la
enseñanza de haber cumplido bien la obra de la vida como lo sentenció José
Martí.
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