Aunque
parezca recurrente por la constante mención, es imprescindible insistir en la
necesidad de reforzar los diferentes mecanismos políticos y gubernamentales
encaminados a incrementar la comprensión ciudadana de lo imprescindible de la
recreación sana para darle mejores matices a la vida en la sociedad que
construimos.
Hay que seguir
profundizando en el porqué se buscan vías para sumar personas en la batalla
para lograr un modo de vida más saludable y tranquilo
Lo esencial está en crear una cultura que sitúa
al alcohol en el sitio que le corresponde, sin necesidad de vincularlo con la
mayoría de las actividades que públicas, que se conciben.
Aún faltan
engranajes para facilitar el cambio de opiniones y composturas de gran parte de
la población incluyendo a determinados funcionarios, que asocian la recreación
con el expendio y la ingestión de bebidas alcohólicas.
La lucha persiste,
muchas veces con oponentes, porque valoran que esto forma parte de las anejas
tradiciones, que trasciende de generaciones en generaciones, y por tanto forman
parte de la cultura.
No es una
pelea de león a mono, pero sí una cuestión que no admite cansancio y que poco a
poco obliga a encontrar senderos más eficaces para ascender por ese destino.
La provincia
busca variantes apropiadas para incidir paulatinamente en el propósito encaminado
a la comprensión de que pueden desarrollar eventos atractivos y felices sin
presencia del alcohol.
La acertada
combinación de actividades culturales, deportivas, comerciales y gastronómicas en
la Noche Tunera de fines de semana en un largo tramo de la calle Vicente García,
en el centro de la ciudad cabecera, constituye una expresión de las iniciativas
para que las personas concurran a encontrar lo que desean para divertirse o resolver
problemas vitales de los hogares, sin dedicarse a la “tomadera”, sin obviar los
momentos apropiados como en el acompañamiento a la comida o de paso por
determinados espacios habitados para eso.
Tal
iniciativa se extiende por el resto de las capitales municipales de la provincia de Las Tunas con favorables
criterios en las respectivas localidades.
Con similar
enfoque se desarrollan los chequeos semanales del Trabajo Comunitario Integrado
Por Nosotros Mismos, en los barrios,
donde primeramente la población debate sobre lo que debe hacer para seguir
mejorando sus condiciones de vida, y posteriormente se divierte en las
actividades culturales, deportivas y exposiciones de artículos de las propias
comunidades. Gustosamente concurre a la compra de productos que se ofertan en
las ferias, incluyendo a quienes prefieren darse sus tragos.
Las ferias comerciales
de fines de semana en los ocho municipios transcurren con parecidas
concepciones, y la inmensa mayoría de los lugareños acude con el deseo de
encontrar abastecimientos para las viviendas, con el deseo de mejorar el estado
de ánimo y hacer menos agobiantes las búsquedas de mercancías en los días
siguientes.
A veces la
ciudadanía considera esto como cuestiones aisladas, pero están en los proyectos
de las principales autoridades, en paralelo con las acciones generales de la
nación para quitarle protagonismo al alcoholismo con mayores niveles de
satisfacción ciudadana con el fomento del trabajo creador, la lectura, la
apreciación de las distintas manifestaciones artísticas, el disfrute de la
programación de la radio y la televisión, la cultura del detalle, el cuidado de
la propiedad social y personal, los valores éticos y morales, entre los numerosos
aspectos.
Se habla de
asuntos que pueden estar desligados de las bebidas, porque a nadie se le ocurriría
aplicarle ley seca o restricciones al Carnaval, la Jornada Cucalambeana,
verbenas y otras tradiciones populares de amplia convocatoria.
La batalla
no admite metas precipitadas ni procedimientos arbitrarios para llegar a
estatus deseados, sino de acciones consistentes y coherentes que permitan a
cada cual la elección consciente de las cosas recreativas, sabiendo lo dañino
del alcohol.
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