domingo, 5 de agosto de 2018

Vía a la vida


Cuba mantiene una campaña permanente contra los accidentes del tránsito con la finalidad de disminuir las elevadas pérdidas de vidas humanas y recursos materiales, pero en la etapa de verano refuerzan las medidas preventivas ante el incremento de personas en las vías por las vacaciones masivas de trabajadores y estudiantes.

En Las Tunas la ingestión de bebidas alcohólicas constituye una de las principales causas de la alta accidentabilidad, pese a las numerosas acciones preventivas.
La temporada veraniega suscita el fortalecimiento del combate contra los incumplidores con lo dispuesto en el Código de Seguridad Vial, debido a que reiteradamente se detectan casos de implicados en el territorio.
Quienes actúan con tamaña irresponsabilidad hacen caso omiso a los constantes reclamos de distintos factores de la sociedad para detener el negativo fenómeno. Las previsiones están encabezadas por las alertas de la Policía y los organismos responsabilizados con los medios de transportes, pero no basta con eso.
Es esencial el incremento del repudio de individuos, parejas, familias y grupos poblacionales, que conocen las violaciones de los choferes que los llevan o regresan de los escenarios de recreo.
Lamentablemente existen pasajeros que facilitan el consumo de bebidas de  conductores en el transcurso de sus funciones, lo cual los convierte en cómplices de los infractores de lo dispuesto en la Ley y de los probables desenlaces fatales.
No faltan los que aprueban la justificación de choferes que promueven la falsa concepción de que son mejores en el timón cuando consumen bebidas alcohólicas.
Ante tantos desastres viales, la ciudadanía debiera tener mayor percepción del peligro y ser más enérgica en el enfrentamiento a tales indisciplinas. 
Si fuera superior la cohesión masiva contra los que conducen pasados de tragos, aumentaría la compresión de que el alcohol altera el sistema nervioso de las personas, y por tanto, los conductores no quedan en plena capacidad para mantener el férreo control de los vehículos y realizar correctamente las maniobras ante cualquier anormalidad que ocurran en la vías.
Generalmente, en los respectivos destinos deben ejecutarse cuantiosas esquivas para evitar violentos impactos por imprudencias de choferes, peatones, ciclistas, cocheros, tractoristas y demás usuarios de carreteras, calles y terraplenes.
Los transportistas saben que sus apetitos bebibles no deben zacearlos cuando  andan manejando; y que están en la obligación de protegerse junto con las tripulaciones. Los incumplidores de tal encargo social conocen que incurren en faltas graves, con posibles sanciones severas.
Pese la reiterada divulgación sobre el asunto, no es ocioso puntualizar sobre lo  imprescindible de que todos contribuyamos al mayor entendimiento de que el timón y el alcohol no compaginan, especialmente en este convulso verano cuando nadie quiere limitaciones en sus proyectos para divertirse.






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