Los cubanos
convencidos del autóctono proceso revolucionario, en bien de todos, andamos
envueltos en las expectativas del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, previsto del 16 al
19 del actual mes, en el contexto del aniversario 55 de la Primera Gran Derrota
Militar del imperialismo en América Latina, en las arenas de Playa Girón.
Como mayoría
ciudadana, nos asiste el derecho y el deber de pensar cada vez más en grande en un futuro mejor, el
cual tendrá momentos decisivos en las decisiones que se adopten para seguir
avanzando.
La
actualización del modelo económico y social de la nación, que no es un juego de
palabra, nos continuará señalando los senderos más seguros hacia la
construcción del socialismo.
Y en esa
combinación histórica con la significación de Girón, la cita traspasará las
fronteras partidistas y se proyectará hacia todos los ámbitos de la sociedad,
pues es la organización rectora del país.
De antemano
sabemos que la ruta escogido hacia el futuro próspero y sostenible, que nos
hemos planteado, será precisado por el Congreso con la intención de buscar mayor
esfuerzo individual y colectivo en todas esferas de la sociedad.
Lógicamente
nos trazará los nuevos desafíos en el actual mundo, en el cual la derecha
arremete con fuerza descomunal contra todos los movimientos progresistas, con
énfasis en América Latina.
Pese a las
complejidades latinoamericanas y caribeñas, se reforzará la convicción de que
estamos en una zona de paz con los movimientos progresistas al frente.
La unidad
regional que se construye en los últimos tiempos, en medio de las diferencias
políticas de las naciones, seguirá siendo una doctrina que se afianzará en el
cónclave cubano, que desde ya apunta hacia nuevas victorias del socialismo.
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