domingo, 20 de septiembre de 2015

El Papa aviva emociones

La visita  a Cuba del Papa Francisco, del 19 al 22, como las dos anteriores de similar rango, despierta distintas emociones en creyentes y no creyentes de Las Tunas como en el resto del país.

Todo concuerda con la correcta evaluación sobre magnitud de la embestidura del visitante: Sumo Pontífice  de la Iglesia Católica y Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano
Con esmerada atención los tuneros  siguen los detalles del periplo. Mayoritariamente las opiniones destacan los valerosos contenidos de los discursos de recibimiento de Raúl  y Su Santidad, la visita del Papa a Fidel, el encuentro de cortesía con el Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros de la Mayor de Las Antillas, la calurosa acogida en las calles habaneras, la primera misa oficiada el domingo en La Plaza de la Revolución José Martí de La Habana y demás actividades desarrolladas entre los cubanos, que lo aclaman con pasión.
De manera especial, los católicos de esta zona se han preparado con fe y esmero para el fraternal encuentro con el Santo Padre en la misa que ofrecerá en la Plaza de la Revolución Calixto García Iñiguez de Holguín, en la mañana del día 21.
Religiosos y no religiosos con normalidad consideran que los aguaceros de sábado y domingo son una bendición del Santo Padre por la visita. El deseo de  mejorías ambientales para atenuar los efectos de la cíclica sequía hace que constantemente se implore a Dios o cualquier cosa fuera de la religión, pues en el territorio se vive con agobio por los efectos de la escasez de precipitaciones, lo cual ubica a Las Tunas entre las tres provincias más dañadas, aunque las severas secuelas están en toda la nación..
Sigue la propaganda religiosa en las calles, y creyentes y ateos se proponen seguir uniendo esfuerzos para que la visita pastoral sea exitosa para todos, pues se integran al ambiente de respeto, hospitalidad y hermandad, como demostración de los altos valores éticos, morales, culturales, patrióticos y solidarios del pueblo cubano, cimentados al calor de las amplias oportunidades que ofrece el Estado para profesar libremente cualquier religión y desarrollar las actividad de sociedad, sin distingos, excepto los hechos que atenten contra la seguridad del país y la tranquilidad ciudadana.


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