Llegó
septiembre. Y con él, en Cuba se inició el curso escolar 2015-2016, una las
cuestiones singulares del país, pues involucra a la mayoría de las familias y
se ofrece gratuitamente, sin exclusiones.
Con
la entrada del noveno mes del año, quedan atrás las innumerables opciones
recreativas puestas en práctica para acompañar a la población en las vacaciones
masivas de trabajadores y estudiantes.
El
martes fue un amanecer de nervios exaltados tanto para familiares, educadores,
estudiantes y trabajadores de múltiples sectores, pues en la Mayor de Las
Antillas, la educación compete a diversos factores responsabilizados con tareas
específicas.
Desde
mi casa, divisé y compartí el ajetreo en el seminternado Toma de Las Tunas, uno
de los mayores centros de Primaria de la provincia.
En
el interior del hogar, también se vivieron momentos de emociones, en los
arreglos de los uniformes del muchacho menor, Reinier, que comenzó el quinto año de
Medicina.
Con
su partida bien temprano hacia el aula, uniformado con bata blanca y pantalón
azul, se elevó la aspiración de todos, pues se acortaba el periplo estudiantil
y se acercaba el laboral.
En
su profesión muchos familiares y amigos tienen esperanzas, pues servirá para
forjar su personalidad a favor de la atención a las personas aquejadas y en
mejorías para sí mismo.
Todos
entramos con buena fe al nuevo curso escolar, en el cual aspiramos a ascender
en la calidad de vida del estudiantado, como estrellas en el firmamento del
desarrollo de la Revolución Cubana.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario