Hace un buen
tiempo que la sed en la oriental provincia de Las Tunas es una cuestión
cíclica, porque el régimen de precipitaciones no se corresponde con los
registros históricos.
Ello incide
en que anualmente haya que normar las entregas semanales a los que reciben el
líquido por la red de acueductos; mientras, decenas de miles de pobladores
tienen que acogerse al suministro con pipas, por el progresivo agotamiento de
las fuentes de abasto.
Para
resolver o mejorar tan grave situación acumulada, se requiere un mejor régimen
de lluvia, y al parecer no lo habrá por ahora, debido a las crecientes
afectaciones del cambio climático a nivel mundial, pese a que Cuba acciona para
disminuir los daños.
Los
aguaceros de mayo y junio mejoran el ambiente en sentido general, pero no lo
deseado, pues los embalses han recibido un pobre escurrimiento con alrededor
del tres por ciento, es decir, que se sitúan alrededor del 23.
El personal
de recursos hidráulico desea que aumenten para que se incrementen las mejorías
en los embalses; mientras, los forestales imploran porque se estabilicen para
impulsar el índice de boscosidad, el más bajo del país con el 18 por ciento; en
tanto, los ganaderos lo ruegan para que prosperen los pastos, las áreas de forrajes
y las fuentes de agua. Similares posiciones adoptan las fuerzas de Servicios
Comunales con el interés de que jardines y áreas verdes recobren el esplendor.
Numerosos tuneros
ven caer la lluvia y creen que las presas se recuperan adecuadamente, y por eso
a veces descuidan algunas medidas de ahorro.
Muchos
comentan que son muy frecuentes los aguaceros y los agricultores ruegan porque
sean más espaciados para limpiar los sembrados, que están llenos de hierbas. Y
otros, para plantar las tierras preparadas, que corren el riesgo de
enhierbarse.
Habitantes
de barrios intrincados no ven con buenos ojos los aguaceros porque le empeoran
los caminos y los terraplenes, lo cual incide directamente en las dificultades
para sacar las producciones y para el normal tránsito para realizar las
gestiones habituales.
Aquellos que
presentan viviendas en mal estado o viven cerca de ríos, arroyos y cañadas
tampoco están a gusto la lluvia reiterada últimamente, porque les incrementan
las dificultades en la convivencia familiar.
Como podrá
comprenderse, la lluvia tan necesaria para la vida en todos los ámbitos provoca
distintas reacciones a favor y en contra, en correspondencia con la posición de
cada segmento poblacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario