miércoles, 8 de junio de 2016

Reacciones por la lluvia

Hace un buen tiempo que la sed en la oriental provincia de Las Tunas es una cuestión cíclica, porque el régimen de precipitaciones no se corresponde con los registros históricos.

Ello incide en que anualmente haya que normar las entregas semanales a los que reciben el líquido por la red de acueductos; mientras, decenas de miles de pobladores tienen que acogerse al suministro con pipas, por el progresivo agotamiento de las fuentes de abasto.
Para resolver o mejorar tan grave situación acumulada, se requiere un mejor régimen de lluvia, y al parecer no lo habrá por ahora, debido a las crecientes afectaciones del cambio climático a nivel mundial, pese a que Cuba acciona para disminuir los daños.
Los aguaceros de mayo y junio mejoran el ambiente en sentido general, pero no lo deseado, pues los embalses han recibido un pobre escurrimiento con alrededor del tres por ciento, es decir, que se sitúan alrededor del 23.
El personal de recursos hidráulico desea que aumenten para que se incrementen las mejorías en los embalses; mientras, los forestales imploran porque se estabilicen para impulsar el índice de boscosidad, el más bajo del país con el 18 por ciento; en tanto, los ganaderos lo ruegan para que prosperen los pastos, las áreas de forrajes y las fuentes de agua. Similares posiciones adoptan las fuerzas de Servicios Comunales con el interés de que jardines y áreas verdes recobren el esplendor.
Numerosos tuneros ven caer la lluvia y creen que las presas se recuperan adecuadamente, y por eso a veces descuidan algunas medidas de ahorro.
Muchos comentan que son muy frecuentes los aguaceros y los agricultores ruegan porque sean más espaciados para limpiar los sembrados, que están llenos de hierbas. Y otros, para plantar las tierras preparadas, que corren el riesgo de enhierbarse.
Habitantes de barrios intrincados no ven con buenos ojos los aguaceros porque le empeoran los caminos y los terraplenes, lo cual incide directamente en las dificultades para sacar las producciones y para el normal tránsito para realizar las gestiones habituales.
Aquellos que presentan viviendas en mal estado o viven cerca de ríos, arroyos y cañadas tampoco están a gusto la lluvia reiterada últimamente, porque les incrementan las dificultades en la convivencia familiar.
Como podrá comprenderse, la lluvia tan necesaria para la vida en todos los ámbitos provoca distintas reacciones a favor y en contra, en correspondencia con la posición de cada segmento poblacional.

  

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