miércoles, 1 de junio de 2016

Dos ángulos en una fecha

Para los cubanos el primero de junio tiene dos ángulos en el acontecer social, que a la vez forman parte intrínseca de los rasgos distintivos de la nación.
En primer lugar, el Día Internacional de la Infancia se asume como un momento clave entre los tantos que durante el año se refuerzan para consolidar las acciones concebidas para el pleno desarrollo de la niñez.
El otro aspecto está dedicado a perfilar las acciones para recibir con alerta y preparado el comienzo de la temporada ciclónica, que se extiende hasta el 30 de noviembre.

Ambas vertientes de la fecha están concebidas en las estrategias fundamentales del país para el desarrollo integral y en beneficio de toda la sociedad.
Los niños desde que están en el vientre de sus madres tienen un seguimiento con la finalidad de que nazcan vivos y saludables. Al ver la luz se les refuerza la atención tanto en asistencia médica como alimentación y en los restantes recursos materiales y espirituales imprescindibles para crecer sanos.
Luego vendrán los círculos infantiles o el Programa Educa a tu Hijo y seguidamente las escuelas primarias. Posteriormente vendrán las escuelas primarias.
Aquellos que posean discapacidad tienen la atención médica y las escuelas especiales, que brindan posibilidades para que no sean personas inútiles.
En todo ese proceso de salud y educación  para los infantes, el Estado dedica cuantiosos recursos, en paralelo con el resto de los presupuestos para ambos programas que se brindan gratuitamente, sin distingo de raza, credo, posición social y demás características de las familias.
Con la finalidad de garantizar el desarrollo pleno de los niños se instituyó el Código de la Juventud y la Niñez, que regula todas vías que confluyen con ese segmento poblacional.
En cuanto a las preocupaciones por la preparación de la población para enfrentar cualquier evento meteorológico con la decisión de que hagan la menor cantidad de daños posibles.
 Suficientes razones existen para prepararse bien para contrarrestar los efectos de ciclones, huracanes y otros fenómenos naturales, pues a través de los años la Mayor de Las Antillas ha tenido grandes devastaciones con los lógicos daños para los territorios y sus habitantes. Y frente a eso, se han tenido que  erogar cuantiosos recursos para auxiliar a los damnificados, especialmente desde el primero de enero de 1959 con el triunfo de la Revolución que  puso al ser humano en primer plano.
Por eso, cada plan preventivo contiene el principio de hacer todo lo posible para que sean nulas o escasas las pérdidas de personas por los fenómenos climatológicos.
Todo lo anterior justifica las prioridades políticas y gubernamentales en ambos asuntos, que convergen el primero de junio.

    

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