El Carnaval de Las Tunas tiene diversas tradiciones, pero entre ellas se distingue
la contagiosa arrolladera detrás de congas, comparsas o carritos amplificadores
de música.
Cada
paseo de congas, comparsas y carrozas
arrastra a enorme cantidad de público, que eufórico baila al compás de los ritmos
de cada institución danzaría.
Muchos
se aferran a conguear detrás de su grupo
favorito por cercanía barrial, costumbre o afinidad con algunos de los
integrantes; mientras, otros cada cierto tramo se van cambiando, en busca de disfrutar
al máximo con la mayoría.
No
importa la edad para entregar de cuerpo entero a la gozadera en grupo, que no
le preocupa la sudadera por la constancia rítmica del cuerpo, incluso
visitantes nacionales y extranjeros se suman a los tuneros que van coreado y
moviéndose de manera graciosa y entusiasta.
Cifras
considerables de nativos prefieren guarachar detrás de la tradicional comparsa
Zabala con sus Estampas Tuneras, que desde hace varios años se ha convertido en
la agrupación insignia por ser la más ganadora en los concursos y mantener la
preferencia de los fiesteros.
La
gente sigue a Zabala, institución que mantiene las raíces folclóricas, bajo la
dirección de la familia acuñada con dicho apellido.
Estas
noches del rumbón mayor confirman la amplia preferencia por los paseos, lo
mismo por el centro de la ciudad como por Buena Vista o las avenidas 30 de
Noviembre y 2 de Diciembre.
Las
jornadas transcurren, pero la gente no se agota de bailar. Después de los
desfiles, muchos se retiran a sus casas y otros se dirigen a las áreas
predilectas para seguir el jolgorio a su manera, entre música grabada o en
vivo, bebidas y comidas.
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